César Paz-y-Miño.
Academia Ecuatoriana de Medicina y Genomics Lab.
Es innegable que el año 2021 ha sido muy fructífero para la ciencia. Mucho de lo que hemos aprendido y desarrollado ha sido producto de la pandemia por el coronavirus SARS-COV-2 o Covid-19. Este virus, complejo y escurridizo, ha popularizado la ciencia, como nunca antes; nos ha enseñado, por ejemplo, qué es una PCR, qué son las mutaciones, las variantes, los receptores, la proteína de espiga S, la secuenciación masiva y más. Nos ha recordado también el alfabeto griego cuyas letras han sido utilizadas para nombrar a las variantes nuevas del Covid-19. Ómicron parece que ha puesto en jaque a la humanidad con una nueva ola de contagios y pone en riesgo la efectividad de las vacunas. La tendencia actual es a reforzar la vacunación con una tercera dosis, y posiblemente tendremos a futuro refuerzos continuos.
Los medios de comunicación han incluido en sus espacios al Covid e incorporado en sus reportes palabras como genómico, molecular, inmunidad, vacunas, que nos son cada vez más familiares. El virus, la pandemia y sus derivados han impactado sobremanera en la población y han introducido el lenguaje científico en las personas. La epidemiología genómica nos revela las variantes y su comportamiento, la salud pública nos guía en los métodos de cercar al virus y educar a las poblaciones en la prevención. Hemos concientizado derechos sobre ciencia, comunicación y actitud ciudadana.
El diseño de las vacunas con tecnologías nuevas como las basadas en el ARN mensajero viral, las de ADN copia o las más tradicionales de ADN defectivo, han dejado una huella muy profunda en la historia de la ciencia y en las personas. Las vacunas han creado pasiones. Los movimientos pro vacunas o anti vacunas, encuentran un escenario propicio para la discusión. Según las cifras mundiales, hay más personas a favor de vacunarse que las que se niegan a hacerlo. Los mitos impactan en la toma de decisiones, pero quizá la lógica racional y empírica de la ciencia triunfe sobre las visiones conspirativas. La vacunación masiva es realmente el arma que tenemos por ahora contra un virus que ha cobrado y cobra muchas vidas y que ha llegado incluso a alcanzar una mortalidad inusitada de hasta 12%, en algunas geografías. La obligatoriedad de la acuñación, recientemente dispuesta en Ecuador, ha abierto un nuevo debate en torno a los derechos individuales frente a la responsabilidad y el bienestar colectivo.
Logros trascendentes han sido el diseño de fármacos útiles para combatir el Covid-19, el PF-07321332 o Paxlovid de Pfizer y el Molnupiravir de Merck, que han mostrado efecto en fases tempranas de tratamiento de la Covid. También ya aparecieron los primeros anticuerpos monoclonales anti Covid-19 que atacan específicamente a la proteína S.
Pero si bien la Genómica ha sido la gran protagonista de éste 2021, otros hechos han mostrado el poder del desarrollo científico. Así, el módulo Perseverance y la llegada a Marte para estudiarlo, sobre todo para encontrar huellas de vida o agua, y resolver de alguna manera las preguntas que inquietan a la humanidad: ¿Estamos solos en el Universo? ¿Cómo surgió la vida? ¿Cómo evoluciona la vida?
Una noticia muy inquietante fue el logro científico de cruzar células embrionarias de mono con células humanas, es decir crear una quimera o embrión híbrido. Aunque el propósito de estos embriones híbridos es entender mejor el comportamiento de las células humanas, probar y desarrollar nuevos y más eficientes fármacos, no tardaron los cuestionamientos éticos a este procedimiento. Se aduce que se estaría cambiando la esencia de la especie, y eso es un atentado directo a principios bioéticos. De todas maneras, los países punteros en estas prácticas han relajado los controles en investigación con embriones en general y humanos en particular, por los beneficios potenciales de los resultados.
Los científicos lograron purificar ADN humano de restos sedimentarios antiguos. Con tecnología avanzada de purificación de ADN se logró extraer ADN nuclear y ADN mitocondrial de Neandertales de los montes Altái de Siberia y en las cuevas españolas de Atapuerca. Los hallazgos son trascendentales para entender el origen de los humanos modernos y dilucidar los cruces entre éstos Neandertales con los Cromañones.
En esta misma línea, se han destacado los estudios que lograron expresar florescencia en conejos vivos. No se entiende bien por qué existen patrones diferenciados de fluorescencia en los mamíferos estudiados.
La técnica de edición genética o CRISPR ha sido utilizada en personas vivas con éxito. Tanto la aplicación de diminutas bolas de grasa conteniendo ARN guía para editar el gen de la Amiloidosis Hereditaria Mediada por Transtiretina, una enfermedad degenerativa del sistema nervioso y corazón; así como el uso de CRISPR mediada por un vehículo viral para la ceguera llamada Amaurosis Congénita de Leber.
Otro hito importante en la ciencia es la producción de un fármaco contra la enfermedad de Alzheimer. Un anticuerpo monoclonal que disgrega las proteínas amiloides que se forman anormalmente en el cerebro de las personas con mutaciones de algunos genes, especialmente un gen del cromosoma 21, relacionado a la instauración de la enfermedad.
El otro avance trascendental para la Tierra, es el entendimiento del cambio climático y sus efectos en la vida terrestre. El calentamiento global es una realidad y los países, casi en su totalidad, lo ven como un problema que hay que resolver. Eso lo ha planteado la Conferencia de las Naciones Unidas en Escocia. Los compromisos de reducción de contaminantes y uso racional de nuevas formas de energía son producto de los datos catastróficos sobre calentamiento. Desaparición de especies, inundaciones, cambios de los nichos ecológicos, entre otros, tienen sustento en investigaciones específicas sobre estos temas.
La inteligencia artificial y sus tecnologías también forman parte de los avances de este año. Controles telemáticos de procesos, empresas, casas, industrias, etc., son las aplicaciones robóticas que están siendo ya usadas. Pero la inteligencia artificial ha servido para modelar nuevos fármacos contra el Covid-19 y otras enfermedades. Mediante súper computadoras, se ha logrado descifrar los complejos mecanismos que tienen las proteínas para acoplar sus aminoácidos de manera tridimensional y darle función a la proteína.
La vulcanología ha tomado fuerza con las experiencias de muchos volcanes activos que han cambiado la geografía regional donde se han dado grandes erupciones: España, El Congo. Se han estudiado los efectos de las cenizas volcánicas, las formaciones rocosas, la relación del agua del mar con la lava, incluso termo bacterias.
Se había planteado que los muones generaban mutaciones en el ADN de las especies sobre la Tierra y que contribuyeron a la evolución de las especies. Descubrimientos recientes muestran que estas partículas similares a los electrones, tienen mayor magnetismo que lo que se pensaba originalmente, lo que podría cuestionar la teoría de partículas que ha estado vigente durante 50 años.
En el área social, se han realizado muchos estudios sobre género y pandemia. Una de las conclusiones muy llamativas, es que las mujeres bajaron la producción científica en un 66%, según los datos, porque durante el confinamiento las actividades del hogar han sido resueltas en su mayoría por las mujeres.
El problema de la desigualdad social se ve reflejado en el acceso inequitativo a las vacunas en el mundo y a la geopolítica reinante, lo que complicará el futuro de la pandemia. La falta de compromiso real de los grandes contaminadores ambientales parece que no frenará a tiempo el cambio climático. El acceso inequitativo a los fármacos y medicamentos, la lucha por liberar patentes y las limitaciones en salud, servicios y alimentación, parece que serán la tónica del año que viene. Aún siguen vigentes los principios humanistas de equidad, redistribución y uso racional del ambiente.
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