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Las mujeres desarrollan menos cuadros graves de COVID-19

Actualizado: 1 may 2021


¿Cuál ha sido el impacto que ha tenido la pandemia en la vida de las mujeres?


Una publicación de la Organización de Estados Americanos (OEA) pone de manifiesto que el aislamiento social preventivo obligatorio en los diversos países redundó, en la población femenina, en un incremento de los trabajos hogareños vinculados con el cuidado y la atención de las personas. Fuera del hogar, las mujeres también están asumiendo la responsabilidad del cuidado del otro, así se demuestra en el sector de la sanidad, el trabajo doméstico remunerado o los centros especializados de cuidado de menores, adultos/as mayores y personas con discapacidad.


Esta situación conlleva impactos diferenciados sobre la salud de las mujeres y las expone a un mayor riesgo de contagio.


Una investigación publicada en la revista Science, demuestra que las mujeres tienen menos probabilidades de desarrollar cuadros graves de COVID-19 que los varones y que el riesgo de muerte es 1,7 veces mayor que en las mujeres. Cabe destacar que, en ambos sexos, la mayor edad está fuertemente asociada con un mayor riesgo de muerte.


Respuesta inmune


Aunque el patrón de comportamiento del sistema inmune depende de la edad y otros factores del huésped, en modelos animales, el sexo masculino se asocia más a menudo con respuestas inmunitarias más bajas y mayor susceptibilidad y/o vulnerabilidad a infecciones. Lo mismo ocurre en los humanos. Los pacientes varones tienen cargas virales más altas para el virus de la hepatitis B (VHB) y el VIH, en cambio las mujeres generalmente desarrollan una respuesta inmune más robusta a las vacunas.


La respuesta fisiológica del organismo a la infección por un virus se inicia cuando los receptores de reconocimiento de patrones detectan la replicación de este microorganismo. Entonces, las células infectadas llevan a cabo dos acciones antivirales:

1. Defensa antiviral celular mediada por interferones de tipo I y III (IFN) para limitar la replicación y propagación viral.

2. Producción de citocinas y quimiocinas para reclutar y coordinar células inmunes, como los monocitos y neutrófilos, que pueden fagocitar y eliminar las células infectadas.


La COVID-19 se caracteriza por generar fuertes respuestas de citocinas y quimiocinas inmunes, frente a una defensa antiviral mediada por IFN baja, por lo que la inducción de citocinas y células inflamatorias puede ser una respuesta compensadora a la capacidad de SARS-CoV-2 para evadir las respuestas de los INF.


En la fase temprana de COVID-19, el estudio expresa que las concentraciones plasmáticas de varias citocinas y quimiocinas inmunes, como IL-8 e IL-18, aumentaron en pacientes masculinos en comparación con pacientes femeninas. Por el contrario, las pacientes femeninas tuvieron concentraciones plasmáticas más altas de IFN tipo I (IFNα) durante el curso de la enfermedad.


Se ha informado también la presencia de autoanticuerpos que inhiben la señalización del IFN tipo I en un subconjunto de pacientes gravemente enfermos, la mayoría de los cuales (94%) eran varones mayores.


Por otro lado, se ha demostrado que en pacientes mujeres mayores, la activación de las células T en la fase temprana de la infección por SARS-CoV-2 es sólida, mientras que en pacientes masculinos hay una disminución significativa de estas células con la edad. Se ha observado que en pacientes masculinos con una activación deficiente de las células T en fase temprana de la COVID-19, se produce una evolución desfavorable de la enfermedad, mientras que el cuadro no se expresó en mujeres.


Los científicos están investigando cuál podría ser el mecanismo que explica este dimorfismo sexual en la respuesta inmune. Señalan que una posible respuesta implica a los cromosomas sexuales, pues una cantidad sustancial de genes relacionados con la inmunidad están codificados en el cromosoma X.


En las mujeres, aunque una de las dos copias del cromosoma X suele estar silenciada epigenéticamente a través de una inactivación llamada XIC, algunos genes críticos relacionados con la inmunidad, incluido el receptor tipo Toll 7 (TLR7), pueden escapar de esta XCI en alguna proporción de células. Esta situación conduce a respuestas más robustas de IFN tipo I.


Se ha informado también que, en las mujeres, las células dendríticas plasmocitoides (pDC) tienen una mayor expresión del factor regulador de interferón 5 (IRF5).


Influencia del envejecimiento


Las células inmunitarias y en general el sistema inmunológico, se ven afectados de forma diferencial por el envejecimiento, esto induce una disminución en la proporción de células T vírgenes, que es más significativa en los varones. Además, después de los 65 años, solo el sexo masculino experimenta una disminución notable de las células B.


Los varones experimentan cambios abruptos y drásticos en el panorama epigenético de sus células inmunes entre las edades de 62 y 64 años. Por el contrario, en las mujeres, los cambios importantes en el panorama epigenético de las células inmunes ocurren de 5 a 6 años más tarde que en los varones. Esta brecha corresponde a las diferencias en la duración de la vida entre los sexos.


Otro factor biológico importante, en cuanto a la respuesta inmune diferencial, lo constituyen las hormonas sexuales.


En ratones infectados con SARS-CoV se observó una mayor mortalidad en los machos que en las hembras. La diferencia se atribuye a las funciones protectoras del estrógeno, hormona sexual de la que disponen las hembras.


En la misma línea, estudios que utilizaron varios tipos de células y modelos animales demostraron que la expresión de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), el receptor de entrada de la célula huésped para el SARS-CoV-2, está modulada por los estrógenos.


Asimismo, se ha manifestado que una de las principales formas de estrógeno, el estradiol, reduce la producción de citocinas inflamatorias excesivas por parte de los monocitos y macrófagos.


A pesar de la comprensión sobre las diferencias sexuales en cuanto a las respuestas inmunitarias a la COVID-19, aún quedan muchas preguntas sin respuesta. El sexo no es binario y se sabe poco sobre las respuestas inmunitarias a las infecciones virales en personas con trastornos del desarrollo sexual o en personas transgénero.


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