top of page

Impacto genético de la exposición a plomo y cadmio

Actualizado: 31 may

César Paz-y-Miño.




César Paz-y-Miño.

Investigador en Genética Médica. Facultad de Ciencias de la Salud “Eugenio Espejo”. Universidad UTE







Viviendas y calles están siendo pintadas con productos que contienen niveles alarmantes de plomo. Un estudio reciente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) reveló que ciertas pinturas comercializadas en el país superan hasta 60 veces el límite permitido por el Reglamento Técnico Ecuatoriano RTE 061 (2R). Esta situación no solo representa una violación de la normativa vigente, sino que también conlleva serias repercusiones para la salud humana, especialmente en el daño genético y cromosómico que el plomo y el cadmio pueden ocasionar.


El plomo es un metal pesado altamente tóxico que afecta múltiples sistemas del organismo, con un impacto particularmente devastador a nivel genético. Una de sus principales vías de acción es la generación de estrés oxidativo, lo que resulta en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS). Estas moléculas alteran la estabilidad del ADN al inducir rupturas en las hebras, errores en la replicación celular y disfunción en los mecanismos de reparación genética. Dichos procesos pueden llevar a mutaciones en genes críticos involucrados en la regulación del ciclo celular, reparación del ADN y apoptosis.


Estudios científicos han evidenciado que la exposición al plomo puede inducir aberraciones cromosómicas en un 20-30% de las células expuestas, con incrementos aún mayores en poblaciones altamente contaminadas, esto si se compara con poblaciones no expuestas que tiene como referencia 4% de daño cromosómico. Se ha observado una notable elevación en la formación de micronúcleos, los cuales reflejan el daño al material genético y la inestabilidad genómica. Se ha registrado un incremento en la frecuencia de translocaciones y deleciones cromosómicas, lo que compromete la estabilidad genética y aumenta la predisposición a enfermedades crónicas. La alteración de la estructura cromosómica también está relacionada con una mayor incidencia de aneuploidías, defectos en la segregación cromosómica durante la mitosis que pueden resultar en enfermedades como el síndrome de Down y ciertos tipos de leucemia.


Se ha identificado que la exposición crónica al plomo está asociada con alteraciones en genes como TP53, el cual desempeña un papel fundamental en la supresión tumoral, así como en XRCC1 y ERCC2, genes clave en la reparación del ADN. La disrupción en estos mecanismos incrementa significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades degenerativas y cáncer.


Un estudio realizado, bajo la dirección del Dr. Hugo Navarrete (PUCE), en una cohorte de 130 niños ecuatorianos, con edades comprendidas entre los 0,33 y los 5,8 años, encontró que los niveles de plomo en sangre (PbB) tenían una media de 29,4 μg/dl, con valores que alcanzaban hasta 128,2 μg/dl. Estos niveles superan ampliamente el umbral considerado seguro por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que concentraciones superiores a 5 μg/dl ya representan un riesgo para la salud.


Un estudio internacional, muestra que la problemática de la contaminación por plomo es un tema global. El mapa a continuación muestra los índices de contaminación por plomo.


Un estudio realizado, bajo la dirección del Dr. Hugo Navarrete

La exposición infantil al plomo es particularmente preocupante, ya que interfiere con el desarrollo neurológico y puede causar trastornos del aprendizaje, disminución del coeficiente intelectual y alteraciones del comportamiento. Además, la evidencia sugiere que la exposición prolongada al plomo puede inducir modificaciones epigenéticas, incluyendo la hipometilación del ADN, lo que altera la expresión de genes esenciales y perpetúa el daño celular a nivel generacional.


El problema no se limita solo al plomo. El mismo estudio de la PUCE señala que muchas pinturas también contienen cadmio en niveles hasta 12 veces superiores a los límites considerados seguros en la Unión Europea. Este metal, al igual que el plomo, es altamente tóxico y ha sido clasificado como carcinógeno por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). Se ha encontrado que el cadmio afecta la integridad del ADN al inducir mutaciones en genes supresores de tumores como BRCA1 y BRCA2, lo que incrementa la probabilidad de desarrollar cáncer. Además, el cadmio interfiere con la reparación del ADN y promueve la acumulación de daño genético, lo que a largo plazo puede acelerar procesos tumorales y enfermedades neurodegenerativas.


El cadmio, además de su acción directa sobre el ADN, también actúa como un disruptor endocrino, afectando la regulación hormonal y la expresión de genes implicados en el metabolismo celular. Investigaciones han revelado que la exposición crónica al cadmio puede inducir la sobreexpresión de genes relacionados con la inflamación y la proliferación celular descontrolada, favoreciendo el desarrollo de tumores malignos en órganos como los pulmones, el hígado y los riñones. También se ha observado que el cadmio puede inducir modificaciones en la metilación del ADN, lo que altera la expresión génica de manera similar a lo que ocurre con el plomo, generando efectos transgeneracionales en la salud de la descendencia.


Ante este panorama, resulta imperativo fortalecer las regulaciones y su cumplimiento en la industria de la pintura. La reducción del límite máximo de plomo permitido en pinturas a 90 partes por millón, en línea con las recomendaciones de la OMS, es un avance positivo. Sin embargo, es crucial que esta normativa se haga cumplir de manera efectiva y que se promueva la concienciación sobre los peligros de la exposición a metales pesados.


La vigilancia epidemiológica y el monitoreo de la contaminación por plomo y cadmio en el medio ambiente deben convertirse en prioridades de salud pública. También se requiere la implementación de políticas más estrictas para prohibir el uso de estos metales en productos de consumo cotidiano y desarrollar alternativas seguras en la industria de la pintura y la construcción.


La presencia de plomo y cadmio en pinturas utilizadas en Ecuador representa una amenaza grave para la salud de la población, en especial para los niños. Los efectos de estos metales sobre el ADN y los cromosomas pueden generar consecuencias irreversibles, impactando no solo a la generación actual, sino también a las futuras. Es responsabilidad del Estado, la industria y la sociedad en su conjunto tomar medidas urgentes para mitigar esta crisis silenciosa y garantizar un futuro más seguro y saludable para todos. La ciencia ha dejado claro el impacto genotóxico del plomo y el cadmio, y es nuestro deber actuar antes de que los daños sean aún más profundos y permanentes en nuestra población.

© 2019 Primera revista ecuatoriana de salud y ciencia médica

bottom of page