Una investigación, en lo que supuestamente es el estudio más grande de su tipo hasta la fecha, demuestra que los sobrevivientes de COVID-19 enfrentan un riesgo muy elevado de desarrollar trastornos psiquiátricos o neurológicos en los seis meses posteriores a contraer el virus, peligro que aumenta con la gravedad de los síntomas.¹
Los resultados mostraron que de 236.379 pacientes con COVID-19, un tercio fue diagnosticado con al menos uno de 14 trastornos psiquiátricos o neurológicos en un lapso de 6 meses.
La tasa de enfermedades, que varió desde la depresión hasta el ictus, aumentó drásticamente entre aquellos con síntomas de COVID-19 que fueron lo suficientemente agudos como para requerir hospitalización.
Los investigadores del Departamento de Psiquiatría de la University of Oxford, en Oxford, Reino Unido, observaron a los pacientes que fueron hospitalizados, encontrando que la tasa de enfermedades neurológicas aumentó a 39% y luego a poco menos de 1 de cada 2 de los pacientes que necesitaron ingreso en la unidad de cuidados intensivos en el momento del diagnóstico de COVID-19. La incidencia aumenta a casi dos tercios en pacientes con encefalopatía en el momento del diagnóstico de COVID-19.
El estudio examinó la salud cerebral de 236.379 sobrevivientes de COVID-19 a través de una base de datos estadounidense de 81 millones de registros médicos electrónicos, sus resultados fueron publicados en la versión electrónica abril de The Lancet Psychiatry.
El equipo de investigación analizó el diagnóstico por primera vez o la recurrencia de 14 enfermedades neurológicas y psiquiátricas en pacientes con infecciones confirmadas por SARS-CoV-2. También compararon la salud cerebral de esta cohorte con un grupo control de personas con influenza o con infecciones respiratorias distintas a COVID-19 durante el mismo periodo.
Todos los participantes del estudio tenían más de 10 años de edad, se les diagnosticó COVID-19 el 20 de enero de 2020 o después, y aún estaban vivos al 13 de diciembre de 2020.
Las 14 afecciones psiquiátricas y neurológicas examinadas incluyeron hemorragia intracraneal, ictus isquémico, parkinsonismo, síndrome de Guillain-Barré, trastornos de nervios, raíces nerviosas y plexos; unión mioneural y enfermedad muscular, encefalitis, demencia, trastornos psicóticos, del estado de ánimo y de ansiedad, trastorno por uso de sustancias e insomnio.
Los investigadores utilizaron la hospitalización, el ingreso en cuidados intensivos y la encefalopatía como indicación de la gravedad de los síntomas de COVID-19.
El estudio comparó la cohorte primaria con cuatro poblaciones de pacientes diagnosticados en el mismo periodo con enfermedades no respiratorias, incluidas infecciones de la piel, urolitiasis, fracturas óseas y embolias pulmonares.
Los resultados mostraron que sustancialmente más pacientes con COVID-19 fueron diagnosticados con un trastorno neurológico o psiquiátrico que aquellos con otras enfermedades respiratorias.
Los expertos indicaron que, en promedio, en términos de números relativos, hubo 44% más de riesgo de tener un diagnóstico neurológico o psiquiátrico después de la COVID-19 que después de la influenza y 16% más de riesgo, en comparación con otras infecciones del tracto respiratorio. Los servicios de salud deben estar preparados para un aumento de los problemas psiquiátricos y neurológicos en los próximos meses y se necesitan más investigaciones sobre por qué y cómo el coronavirus afecta la salud del cerebro, añadieron.
Aunque investigaciones anteriores sugieren un vínculo entre un diagnóstico neurológico o psiquiátrico después de la COVID-19, este estudio es el más grande de su tipo, examina una diversidad más amplia de desenlaces neurológicos y abarca el periodo más largo hasta la fecha.
Hubo menor incidencia de trastornos del estado de ánimo y de ansiedad, en comparación con los trastornos neurológicos en pacientes con síntomas graves de COVID-19, hallazgo que puede indicar que el estrés psicológico relacionado con la pandemia está impulsando estos trastornos en comparación con los factores biológicos. Muchas consecuencias de COVID-19 en la salud mental tienen que ver con el estrés de saber que se ha tenido la enfermedad y todas las consecuencias que eso implica, en lugar de ser un efecto directo, por ejemplo, del virus en el cerebro, o de la respuesta inmune al virus en el cerebro, en contraste, es más probable que los diagnósticos neurológicos estén "mediados por alguna consecuencia directa de la infección por COVID-19", indicaron los investigadores.
La psicosis y la demencia, por ejemplo, fueron menos frecuentes en la población general con COVID-19, pero se volvieron mucho más frecuentes entre las personas con síntomas graves. El equipo de investigación dijo que estos hallazgos, junto con los relacionados con la incidencia del ictus isquémico, eran "preocupantes".
Los investigadores encontraron que 1 de cada 50 pacientes con COVID-19 llega a tener un ictus isquémico en los 6 meses posteriores a la enfermedad por COVID-19, esa tasa aumentó a 1 de cada 11 pacientes si nos fijamos en pacientes con encefalopatía en el momento del diagnóstico de COVID-19.
Las tasas de hemorragia cerebral también aumentaron drásticamente entre las personas con síntomas agudos. Poco más de 1 de cada 200 pacientes con COVID-19 fueron diagnosticados con esta afección neurológica, pero eso aumentó a 1 de cada 25 de los que experimentaron encefalopatía en el momento del diagnóstico de COVID-19.
Científicos del Departamento de Neurología Cognitiva de la University of Oxford, indicaron que si bien hay evidencia de otros estudios de que el virus puede acceder al cerebro, hay pocas señales de que las neuronas estén afectadas, pero puede causar inflamación y activar células inflamatorias en el cerebro. Esos efectos son probablemente muy importantes en algunos efectos biológicos en el cerebro. Además, se conoce que el virus puede cambiar la coagulación y la probabilidad de trombosis en la sangre, esto también puede afectar al cerebro, agregaron.
Los investigadores indican que la replicación de estos resultados con otros registros de salud electrónicos y en otros países es una prioridad, nuevas investigaciones son esenciales para saber cómo y por qué el virus afecta la salud del cerebro.
Lo novedoso de la presente investigación se refiere a las comparaciones con todos los virus respiratorios o la influenza, lo que sugiere que estos aumentos están relacionados específicamente con COVID-19 y no con un impacto general de la infección viral. Cuanto más grave es la enfermedad, mayores son los resultados neurológicos o psiquiátricos, los peores desenlaces se dieron en aquellos con encefalopatía (inflamación del cerebro). Sin embargo, la asociación con la demencia fue pequeña y podría reflejar problemas en el diagnóstico, mientras que hasta ahora no parece haber evidencia temprana de asociación con el parkinsonismo, que fue un factor importante después de la gran pandemia de influenza española, aunque los autores advierten que es demasiado pronto para descartarlo.
Referencia
1. Taquet M, Geddes JR, Husain M, Luciano S, y cols. 6-month neurological and psychiatric outcomes in 236 379 survivors of COVID-19: a retrospective cohort study using electronic health records. Lancet. 6 Abr 2021. doi: 10.1016/S2215-0366(21)00084-5. Fuente
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