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El cambio de gobierno y las prioridades de salud

Actualizado: 1 dic 2023


Enrique Terán, MD, PhD

Profesor Principal en la Universidad San Francisco de Quito, Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de Medicina y actual Presidente de la Academia de Ciencias del Ecuador.



Una vez que se ha concluido con el proceso electoral y se ha proclamado al nuevo presidente constitucional de la República del Ecuador, el Señor Daniel Noboa Azín, sobreviene la expectativa respecto a su equipo de trabajo, particularmente en las áreas más estratégicas, como la de finanzas, educación y por supuesto salud. En este sentido, y como se ha mencionado anteriormente, el Ecuador necesita tener y trabajar en una “política de salud” que sea consistente a lo largo del tiempo, independientemente de los cambios que existan en el ámbito político en el país.


En este sentido, y no por que se trate de un gobierno de “transición”, lo primero en lo que se debe poner atención es en la falta de información que tiene nuestro sistema de salud. Si, así como suena, no hay un repositorio centralizado de datos, producto de la falta de una simple historia clínica electrónica, no tiene que ser la mejor, ni la más sofisticada, solo tiene que ser universal, para que, en cualquier unidad de salud, a lo largo y ancho del Ecuador, se pueda ingresar al histórico de un paciente, saber que le han realizado, que tratamiento está recibiendo y por supuesto, dejar constancia de la situación actual. No solo eso, sino que además se puede rápidamente determinar cuáles son las causas más frecuentes de consulta, que enfermedades son las prevalentes, quienes son los más afectados, que desenlace tienen, y por supuesto, que medicación reciben …, algo tan, ¡¡pero tan básico!! Obviamente si eso no existe, ¿cómo se pretende tener luego un buen manejo de inventario de medicación e insumos médicos? … suena irónico por lo tanto que se siga hablando de manera demagógica de “abastecer” de medicamentos al sistema de salud, imposible, simple y categóricamente imposible, pues se lo hace a ciegas! Pero es que se va a perder información, es que se va a empezar de cero, es que va a ser difícil … y mil pretextos más, que durante cada gobierno se encuentra para no hacer lo importante, lo trascendente, ¡lo indispensable!


Entonces sí, ya no vamos a estar dependiendo de las hojitas de Excel, de los informes consolidados, ni del funcionario a cargo de estos …, con solo tener el “usuario” necesario se va a poder ver TODO y en tiempo real … que herramienta más importante y sobre todo poderosa que no tenemos al momento. Pero que con simple decisión política se puede implementar en los primeros treinta días de gestión, mediante una contratación directa, a una empresa seria claro está, para que no suceda como en las casi diez consultorías al respecto que se han pagado, sin ningún resultado. Los sistemas existen, no hay que descubrir el agua tibia, solo implementarlos y claro habrá que separar a unos cuantos funcionarios que estarán en contra, como no puede ser de otra forma.


Con eso en mente, el segundo problema, latente a lo largo de los últimos 15 o más años, ha sido la provisión de medicamentos, para lo cual, y mientras se instaure la historia clínica electrónica, se tendrá que proceder con el histórico de compras y necesidades. Sin embargo, va a ser esencial que se comience por intervenir a la Agencia de Regulación y Control Sanitario (ARCSA), entidad responsable de velar por la calidad de los medicamentos que se expenden y consumen en el Ecuador, pues su gestión ha sido y sigue siendo más que mediocre, por decir lo menos. Debe de forma inmediata hacerse una depuración de los productos que por una u otra razón no han cumplido con las normas existentes, en un periodo de 6 meses a más tardar lo hagan o se revoca su registro sanitario, esto independientemente del origen de estos. De igual forma, se debe establecer claramente la categoría de los productos, para diferenciar, pero sobre todo revalorizar el concepto de “medicamento genérico” como aquel de la misma eficacia, misma seguridad, misma calidad, pero de bajo costo, que contrasta con el “medicamento innovador u original” que usualmente es de costo mayor. Lo que está en el medio y que abunda en nuestro mercado farmacéutico, no son más que copias de dudosa calidad y precio elevado, que deben desaparecer. Cuidado con satanizar y pensar que se quiere destruir a la “industria nacional”, todo lo contrario, se la debe fortalecer e impulsar, pero bajo criterios de exigencia y control de calidad.


Solo cuando se cuente con medicamentos de buena calidad habrá como pensar en su adquisición de forma simple y transparente, sin la presencia de intermediarios, sin procesos engorrosos y burocráticos, razón por la cual al presidente le corresponderá cambiar la normativa actual de subasta inversa liderada por la Secretaria de Compras Publica (SERCOP), que a lo largo de su tiempo de existencia se ha ufanado siempre en mostrar “cifras” satisfactorias de ahorro en los procesos de puja, pero pese a la insistencia, jamás ha mostrado los “valores reales” de adquisición de los medicamentos, pues existen proveedores que incumplen, que desisten o que simplemente tienen que ser reemplazados por los oferentes que, sarcásticamente, son los mismos con otra razón comercial y por supuesto precios más altos. La adquisición de medicamentos y particularmente los de alto costo, debe ser de forma directa, con el fabricante, modelos existen, experiencias hay, ¡tampoco hace falta descubrir la rueda en esto!


Vale la pena, para no dejar olvidado el tema, revisar el papel que tiene el Consejo Nacional de Salud (CONASA) y particularmente su comisión de medicamentos, responsable de la elaboración del Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB) que actualmente se ha convertido en un instrumento para la adquisición y provisión de medicamentos …, que uso más paupérrimo y fuera de foco, debe reformularse su finalidad, que es por definición, determinar los fármacos que no pueden faltar para atender a las enfermedades que aqueja la mayoría de la población. Todo lo que sea alta especialidad debe estar por fuera, al igual que el uso de moléculas específicas, ya que debe incluir las clases terapéuticas, con lo que se amplía la posibilidad de oferta frente a la demanda.


Es muy importante entender, que al estado no le conviene jamás desperdiciar recursos, y por ese motivo hay que blindar los procesos de adquisición, abastecimiento y uso de los medicamentos, para que los inventarios roten de forma correcta y no se produzcan vencimientos inadvertidos, devoluciones inesperadas, pero tampoco desabastecimientos. El estado tiene que exigir a las farmacéuticas el mejor de los servicios, esto va desde empaques personalizados a presentaciones especiales, pues no estamos hablando de cien o doscientas cajas, se trata de un mercado inmenso, que justifica su inversión, pero por supuesto el estado también deber ser un buen pagador, simple reciprocidad.


Ojalá y al nuevo gobierno no se le ocurra seguir utilizando ingentes recursos en la construcción de hospitales, que, si bien pueden ser necesarios, demuestran un criterio de salud curativa cuando lo que el país necesita es: fortalecer el primero y segundo nivel de atención, trabajar en programas orientados hacia la prevención, de manera integral, focalizados en las necesidades de la población y no en los objetivos de los organismos multilaterales, que buscan poner el “check” a su gestión en el Ecuador. Así, por ejemplo, cómo controlar el creciente aumento en las enfermedades cardiovasculares, la malnutrición/sobrepeso/obesidad y la diabetes; la disyuntiva entre consumo excesivo de sal y control del hipotiroidismo; el uso del sistema de semáforo nutricional y sus límites de permisibilidad; consumo de tabaco y su mercado ilícito; consumo de alcohol y otras sustancias sujetas a control, entre otros problemas.


Un aspecto no menos importante, y de igual prioridad, tiene que ver con la urgente decisión del presidente de la republica respecto a la independencia del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, el cual por definición le pertenece a sus afiliados y que de manera injustificable se ha convertido en una dependencia más del gobierno central. Es momento de dejar la presidencia de este, darle la autonomía que le corresponde y definir un mecanismo de pago de lo adeudado, así se podrá mejorar los servicios que ofrece el IESS, particularmente en el ámbito de salud.


Finalmente, y aunque no es potestad exclusiva del presidente, se debe mencionar el compromiso de la Asamblea Nacional, quien con sus nuevos miembros (algunos experimentados) tiene que dar trámite a las leyes que siguen pendientes como el Código de la Salud, ley de enfermedades raras, ley del cáncer, entre otras. No se olviden, señores asambleístas que su responsabilidad primaria es legislar por el bien de la población ecuatoriana …


En fin, un nuevo cambio de gobierno que recibe las mismas tareas pendientes y que todos anhelamos se dedique de lleno a resolverlas …

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