Se ha demostrado que existe una relación entre la manera en la que cambia el peso a lo largo de la vida y las probabilidades de desarrollar cáncer.
Expertos del Grupo de Trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, indicaron que se ha observado que tanto un peso alto al nacer como ganar peso en la edad adulta, así como la pérdida y recuperación ponderal de manera repetida, se asocian a riesgo incrementado de desarrollar una enfermedad oncológica. Concretamente, en relación a las oscilaciones de peso, señalaron que esta relación se ha observado sobre todo en mujeres posmenopáusicas, siendo la mayor evidencia para el cáncer de mama y endometrio.
Los factores que explicarían el vínculo entre el desarrollo de cáncer y las oscilaciones de peso todavía no son bien conocidos. Se ha sugerido que la pérdida de peso se asocia a la pérdida de masa magra, mientras que la recuperación ponderal se relaciona con aumento de la masa grasa, dando lugar a un fenotipo más sarcopénico, que, a través de vías metabólicas y endocrinas, así como por elevación de la respuesta inflamatoria e inmune, puede predisponer al desarrollo de cáncer.
Lo mecanismos moleculares, según los expertos, se basan en la relación del gen TP53, el factor de crecimiento insulínico tipo 1 pasando por los estrógenos y la inflamación. Últimas investigaciones en relación con los mecanismos moleculares implicados en esta relación hacen referencia al gen que elabora la proteína tumoral p53. Esta proteína se encuentra en el núcleo celular y cumple una función importante en la multiplicación y destrucción de las células. Se trata de un gen supresor de tumores. Ayuda a impedir la formación de células anormales, incluso de las cancerosas. Es posible que las mutaciones del gen p53 (también conocido como gen de la proteína tumoral p53 y gen TP53) haga que las células cancerosas se multipliquen y diseminen por el organismo.
Otros factores que explican la correlación entre oscilaciones ponderales y mayor riesgo tumoral incluyen aumento de los niveles de insulina y del factor de crecimiento insulínico tipo 1, que puede contribuir a que se produzcan algunos tipos de cáncer; inflamación crónica de nivel bajo, frecuente en personas con obesidad y relacionada con aumento del riesgo de cáncer; cantidades más elevadas de estrógenos producidas por el tejido graso, que pueden desencadenar el crecimiento de algunos tipos de tumor, y células grasas, que pueden afectar los procesos que regulan el crecimiento de las células cancerosas.
El factor de crecimiento insulínico tipo 1 está implicado en la proliferación tumoral, en la invasión y en la metástasis. Se ha asociado de manera directa a la resistencia a numerosas terapias contra el cáncer, de manera que existen varios estudios que evalúan la eficacia de la inhibición del receptor de factor de crecimiento insulínico tipo 1 para minimizar esa resistencia.
La inflamación crónica a través de la secreción de citosinas inflamatorias y el daño sobre el ADN puede llevar al desarrollo de cáncer.
En cuanto al papel de los estrógenos, estos pueden desencadenar el crecimiento de algunos tipos de cánceres femeninos, principalmente de mama y endometrio.
Respecto al tipo de tumores a los que esta asociación afectaría de forma más significativa, los expertos afirman que hay grandes estudios epidemiológicos globales que demuestran esta relación, existen publicaciones concretas sobre determinados tipos de cáncer que avalan esta afirmación, como es el caso de cánceres de mama, útero, colon o próstata.
Expertos del Departamento de Oncología Médica de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, indican que existe evidencia que sustenta que tanto el cambio de peso como la obesidad en la edad adulta confieren riesgo de cáncer. Una de ellas es aportada por el estudio publicado por la Escuela de Epidemiología de Boston, Estados Unidos, en el que participaron más de 5.000 varones diagnosticados de cáncer de próstata y que reflejó que el cambio de peso se asociaba de manera estadísticamente significativa con el riesgo de desarrollo de este tumor, posiblemente por las alteraciones metabólicas que inducen el aumento de factores de crecimiento, como el factor de crecimiento insulínico tipo 1".¹
Otro estudio que evaluó si además del cambio de peso, determinados condicionantes genéticos podrían constituir una ecuación que aumente el riesgo de cáncer, ha evidenciado una relación con el cáncer de mama. En esta investigación, el cambio de peso y determinadas secuencias genéticas que afectan al gen CYP24A1 podrían, de forma coaligada, promover un riesgo más alto de manera estadísticamente significativa de desarrollar un tumor de mama en mujeres posmenopáusicas.²
Un estudio del Centro Nacional de Salud de Estados Unidos, a través de la Encuesta de Evaluación Nutricional, realizado entre 1988 y 2014, con más de 10.000 pacientes, determinó que la ganancia de peso entre adultos jóvenes y de mediana edad condiciona un incremento en tumores como los de mama, endometrio y próstata.
En el contexto europeo, un estudio reciente efectuado en Noruega, que incluyó a más de 220.000 individuos, determinó que la ganancia de peso en la edad adulta antes de los 40 años provoca un riesgo incrementado de cáncer de endometrio en la mujer y de cáncer de riñón y de colon en el hombre.³
Estos estudios, con tamaños muestrales muy significativos, confirman que el cambio de peso, y especialmente la ganancia del mismo a partir de la edad adulta media (en torno a los 40 años), puede incrementar de forma significativa el riesgo para algunos tipos de cáncer como los de mama, endometrio, próstata y colon
Finalmente, y en cuanto a la forma en la que esta evidencia se podría incorporar a la práctica clínica habitual en el abordaje del sobrepeso y la obesidad, los expertos señalaron que estas investigaciones sugieren que mantener un peso saludable sin oscilaciones durante la vida adulta está asociado con menor riesgo de enfermedad oncológica, y de recaídas en los sobrevivientes. Las estrategias deben ir dirigidas a adoptar, y sobre todo, a mantener a largo plazo este peso lo más cercano al peso ideal, fundamentalmente mediante alimentación equilibrada y práctica de ejercicio físico.
Referencias
1. Dickerman BA, Ahearn TU, Giovannucci E, Stampfer MJ, y cols. Weight change, obesity and risk of prostate cancer progression among men with clinically localized prostate cáncer. Int J Cancer. 1 Sep 2017;141(5):933-944. doi: 10.1002/ijc.30803. PMID: 28543830. Fuente
2. Cao S, Wei F, Zhou J, Zhu Z, y cols. The synergistic effect between adult weight changes and CYP24A1 polymorphisms is associated with pre- and postmenopausal breast cancer risk. Breast Cancer Res Treat. 6 Nov 2019. doi: 10.1007/s10549-019-05484-6. PMID: 31696340. Fuente
3. Bjørge T, Häggström C, Ghaderi S, Nagel G, y cols. BMI and weight changes and risk of obesity-related cancers: a pooled European cohort study. Int J Epidemiol. 30 Sep 2019. pii: dyz188. doi: 10.1093/ije/dyz188. PMID: 31566221. Fuente
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