Un análisis de Amnistía Internacional revela que al menos 7.000 trabajadores de la salud han muerto en todo el mundo tras enfermar por COVID-19.
"El hecho de que más de 7.000 personas mueran en su intento por salvar vidas constituye una crisis a escala asombrosa", afirmó Amnistía Internacional. México es el país con la cifra más alta, con 1.320 víctimas fatales, seguido por Estados Unidos (1.077 fallecimientos) y Brasil (634), otros países del continente refieren menos decesos.¹
Según datos difundidos por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), México y Estados Unidos representan casi 85% de los fallecimientos en la región.² La directora de la organización, Dra. Carissa Etienne, alertó que casi tres cuartas partes de los trabajadores de la salud diagnosticados con COVID-19 son mujeres y que el continente americano es el que tiene el mayor número de trabajadores de la salud infectados en el mundo.
Expertos indican que las comparaciones entre países en términos absolutos distan de la realidad, consideran que esta comparación expresa la falta de uniformidad en los ámbitos económico, social, de estructura de salud y capacitación de personal sanitario, pero también en los sistemas de información y vigilancia. El registro detallado de las muertes de trabajadores de la salud es esencial, todos los países deberían poner a disposición este tipo de detalles.
En algunos países el número de fallecimientos en personal de la salud puede ser reflejo de la gravedad de la pandemia. En otros, falta de entrenamiento o acceso a equipos de protección personal adecuados o plan de realización de pruebas de reacción en cadena de la polimerasa. Además, no existe una única definición universal de "trabajador de la salud".
De las víctimas se dice que son personas y no números, pero a veces ni siquiera eso, porque muchos países no cuentan con datos oficiales completos. El mapa de Amnistía Internacional se realiza con información oficial complementada con datos de otras fuentes, como páginas conmemorativas, listados de asociaciones y sindicatos médicos, y hasta obituarios publicados en medios de comunicación.¹ Por ejemplo, de Perú toma datos del Colegio Médico; de Brasil, del Sindicato de Médicos de Sao Paulo; de Bolivia, del Consejo Federal de Enfermería y de la Confederación Sindical; en Chile y Argentina usa datos propios y oficiales; de Venezuela, la organización no gubernamental Médicos Unidos de Venezuela, Ecuador, Uruguay y Puerto Rico, no poseen datos oficiales.
Incluso para Estados Unidos, Amnistía destaca que una investigación de The Guardian y Kaiser Health News identificó en determinado momento casi el doble de fallecidos (1.077 frente a 670) que lo relatado por Centers for Disease Control and Prevention.
Estar en la línea del frente de la atención es factor de riesgo en todo el mundo, pero a los profesionales de la salud los afecta en distinto grado. Se han reconocido dos fases de riesgo, la primera, que se dio por insuficiencia de equipos de protección personal y desconocimiento del manejo de estos, así como del riesgo epidemiológico, y la actual, con cantidad suficiente, aunque no óptima, de equipos de protección personal, pero sin haber resuelto la capacitación del personal en el manejo correcto y la percepción de los riesgos.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de países poseen una infraestructura médica deficiente, que cuadruplicó la capacidad de atención hospitalaria con apoyo de ventilación invasiva, pero que "en las áreas de atención COVID-19 se instruyó de manera muy superficial, frágil, tanto en el manejo de precauciones y de equipos de protección personal, como en el control de infecciones", indicaron los expertos. "La administración no toma en cuenta la opinión de los médicos ni sus necesidades. No hay rastreo. Mientras la mayoría de las empresas hace pruebas de reacción en cadena de la polimerasa periódicas a sus trabajadores, no hay testeo periódico para los que trabajan con COVID-19.
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La OPS indica que muchos trabajadores de la salud fueron redirigidos como respuesta al brote sin la capacitación suficiente para protegerse y muchos países fueron lentos en implementar protocolos de triaje. Respecto al déficit de personal, en Latinoamérica y el Caribe hay solo 20 médicos por 10.000 personas (la Organización Mundial de la Salud recomienda 30 por 10.000).
Impacto mental y psicológico
Un grupo brasileño sistematizó las evidencias de 160 trabajos internacionales que evaluaron el trabajo en la línea de frente.³ El riesgo de infección es el principal problema que ha llevado a la ausencia del trabajo, la enfermedad y la muerte, pero también destaca la intensa angustia psicológica, expresada en ansiedad generalizada y trastornos del sueño, miedo a enfermarse e infectar a colegas y familiares.
Los factores que contribuyen al sufrimiento psicológico de quienes brindan atención directa a pacientes con COVID-19 serían:⁴
Esfuerzo emocional y agotamiento físico en el cuidado de un número creciente de pacientes con enfermedades agudas de todas las edades, que pueden deteriorarse rápidamente.
Cuidar a los compañeros de trabajo, que pueden enfermar gravemente y a veces morir de COVID-19.
Escasez de equipo de protección personal, que aumenta el miedo a la exposición al coronavirus en el trabajo, causando enfermedades graves.
Preocupación por infectar a familiares, especialmente a parientes mayores, inmunocomprometidos, o con enfermedades crónicas.
Escasez de respiradores y otros equipos médicos cruciales para la atención de pacientes en estado crítico.
Ansiedad por asumir roles clínicos nuevos o desconocidos, y cargas de trabajo ampliadas en el cuidado de pacientes con COVID-19.
Acceso limitado a los servicios de salud mental para controlar la depresión, la ansiedad y la angustia psicológica.
La pandemia se extiende más de lo esperado y el trabajo se realiza en condiciones inseguras y estresantes. La OPS recomienda mejorar los programas de salud ocupacional para garantizar condiciones de trabajo seguras y un salario justo para los trabajadores de la salud, turnos regulares y, en caso de enfermedad, recursos, ayuda y compensación adecuada y merecida.
Referencias
1. Amnistía Internacional. Global: el análisis de Amnistía revela que más de 7.000 trabajadores sanitarios han muerto a causa del COVID-19. Publicado el 3 de septiembre de 2020. Consultado en versión electrónica. Fuente
2. Organización Panamericana de la Salud. Rueda de prensa semanal sobre la situación de COVID-19 en la Región de las Américas. Consultado en versión electrónica. Fuente
3. Teixeira CFS, Soares CM, Souza EA, Lisboa Es, y cols. The health of healthcare professionals coping with the Covid-19 pandemic. Cien Saude Colet. Sep 2020;25(9):3465-3474. doi: 10.1590/1413-81232020259.19562020. PMID: 32876270. Fuente
4. Avanian JZ. Mental Health Needs of Health Care Workers Providing Frontline COVID-19 Care: Editor's Comment COVID-1. JAMA. 1 Abr 2020. Fuente
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