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Eugenio de Santacruz y Espejo (1747-1795)





Dr. Hernán Francisco Hervás

Presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Endocrinología, núcleo de Pichincha






Nació humilde el 21 de febrero de 1747, y murió pobre, pero su vida es ejemplo de dignidad y grandeza. Creció y se formó en el Hospital de la Misericordia, doctorándose de médico en la Universidad de San Gregorio.

 

Demostró siempre una inteligencia extraordinaria, pero fue la sencillez al atributo mayor al ejercer su profesión.

 

Se adelantó a Pasteur al creer en la existencia de las bacterias, a las que llamó “atomillos vivientes”, como causantes de las enfermedades contagiosas. En el libro “Reflexiones sobre las Viruelas”, critica las malas condiciones higiénicas de la ciudad de Quito y responsabilizó a la ignorancia y a la falta de medidas preventivas como causas de la epidemia.

 

Fustigó el abuso de las autoridades de la Real Audiencia, que no le dieron tregua. Lo persiguieron, desterraron y encarcelaron hasta ocasionar su muerte prematura el 27 de diciembre de 1795

 

A la edad de 48 años, Por todo esto, Espejo tiene un augusto sitial en el gran libro de la historia.

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