La OMS publica las primeras directrices mundiales sobre arbovirus
- Noticiero Medico
- hace 20 horas
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Las enfermedades arbovirales, que antes se encontraban principalmente en regiones tropicales y subtropicales, ahora se están propagando por todo el mundo. Esta creciente propagación está impulsada por el cambio climático, la urbanización, el crecimiento de la población y el aumento de los viajes.

Con más de 5.600 millones de personas en riesgo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado sus primeras directrices mundiales para el tratamiento clínico de cuatro importantes infecciones arbovirales: dengue, chikungunya, virus del Zika y fiebre amarilla.
La guía destaca la propagación global de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, los principales vectores de estas enfermedades, lo que aumenta significativamente el riesgo de brotes en regiones donde tales infecciones antes eran poco comunes.
Diseñadas para apoyar a los médicos, particularmente en entornos de recursos limitados, las pautas brindan recomendaciones basadas en evidencia para diagnosticar y manejar estas infecciones, donde el acceso a diagnósticos de laboratorio y atención avanzada puede estar restringido.
La OMS señala que la circulación, frecuencia y magnitud simultáneas de los brotes de estas arbovirosis están aumentando a nivel mundial, impulsadas por la convergencia de factores ecológicos, económicos y sociales, con la consiguiente expansión de las áreas en las que ocurren casos. Esta creciente incidencia en áreas endémicas y la aparición de casos de enfermedades importadas y autóctonas (a veces denominadas indígenas) en nuevas áreas requieren conciencia médica para reconocer la enfermedad y manejar los casos de acuerdo con la orientación basada en la evidencia, una tarea complicada por los desafíos para diferenciar clínicamente entre estas infecciones, particularmente en las primeras fases de la enfermedad.
Las nuevas directrices se basan en una revisión sistemática exhaustiva y siguen el manual de 2022 desarrollado por la Organización Panamericana de la Salud, con sede en Washington, DC, la oficina regional de la OMS para las Américas. Si bien el manual de 2022 se centró en el manejo de enfermedades arbovirales en las Américas, un grupo de expertos internacionales revisó y amplió las pautas para abordar las necesidades globales.
Uno de los desafíos clave destacados en las nuevas directrices de la OMS es la dificultad de distinguir entre infecciones arbovirales en regiones donde múltiples arbovirus pueden circular simultáneamente, lo que dificulta la diferenciación clínica, particularmente donde las pruebas de diagnóstico no están fácilmente disponibles. Debido a que los síntomas tempranos a menudo se superponen, las pautas de la OMS enfatizan la necesidad de confirmación de laboratorio al mismo tiempo que brindan características clínicas para ayudar a diferenciar entre infecciones arbovirales durante el diagnóstico inicial.
El dengue, la infección arboviral más prevalente, generalmente se caracteriza por trombocitopenia, aumento progresivo del hematocrito y leucopenia. Estos son indicadores clínicos clave de la gravedad de la enfermedad.
En el chikungunya, la artralgia persistente es la característica distintiva más prominente. El prurito se observa con mayor frecuencia en las infecciones por Zika.
Las directrices de la OMS presentan recomendaciones integrales para el tratamiento de estas enfermedades basadas en la gravedad de la enfermedad, dividiendo los casos en no graves y graves.
Para los pacientes con dengue, chikungunya, zika o fiebre amarilla no graves sospechosos o confirmados, la OMS recomienda la rehidratación oral con sorbos pequeños y frecuentes a lo largo del día. Se recomienda paracetamol o dipirona para controlar el dolor y la fiebre. No se recomienda el uso de corticosteroides en casos no graves.
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos deben evitarse independientemente de la gravedad de la enfermedad.
Para los pacientes hospitalizados con enfermedad arboviral grave presunta o confirmada, la OMS proporciona orientación clínica detallada, que incluye:
Prefiera los líquidos cristaloides a los coloides para la rehidratación intravenosa (IV).
Monitoree el manejo de fluidos intravenosos utilizando el tiempo de llenado capilar.
Mida los niveles séricos de lactato como parte de la toma de decisiones sobre líquidos intravenosos.
Use una prueba pasiva de elevación de piernas en pacientes en estado de shock cuando el médico no esté seguro de la necesidad de administrar más líquidos por vía intravenosa.
Evite los corticosteroides sistémicos y las inmunoglobulinas.
Evite las transfusiones profilácticas de plaquetas en pacientes con recuentos de plaquetas < 50,000 / μL a menos que haya sangrado activo.
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