Es conocido que las pandemias producen angustia y acentúan los trastornos de la salud mental. El aislamiento prolongado, como resultado de las medidas de confinamiento anticontagio, puede dar lugar a ansiedad, depresión, ira, hastío, frustración y trastorno por estrés postraumático en algunas personas.
La disminución de las oportunidades de adaptación, el menor acceso a la asistencia médica, el menor apoyo social y de la familia y la reducción de los recursos de esparcimiento, crean situaciones que a su vez pueden dar lugar a un incremento de la violencia sexual por personas que carecen de regulación emocional.
En un seminario organizado por la International Society for Sexual Medicine, trasmitido en línea, que reunió a expertos de diferentes partes del mundo para debatir los desafíos y los cambios en la salud y el comportamiento sexual durante la pandemia de COVID-19, investigadores pertenecientes a la Universidade Lusófona de Humanidades e Tecnologias en Lisboa, Portugal, trasmitieron su preocupación de lo que esto significa para quienes están en confinamiento.
Los investigadores indicaron que el aumento de la ansiedad y el confinamiento pueden dar lugar a que algunas personas "tengan un consumo descontrolado de pornografía a consecuencia de estados de ánimo negativos" como "una conducta de adaptación sexualizada", señalando que el consumo de pornografía había aumentado en Europa durante el confinamiento y lo mismo ocurrió con la violencia sexual, haciendo referencia a una encuesta alemana publicada, en preimpresión, que realizaron Jung y sus colaboradores en 2020 durante el punto culminante de las medidas de confinamiento en Alemania, del 1 al 15 de abril de 2020, que demostró que 5% de los informantes (n = 3.545) refirió violencia interpersonal.¹ La prevalencia de esta conducta durante un mes de confinamiento por la cuarentena fue equivalente a las tasas observadas en un año en situaciones sin cuarentena.
Los expertos hicieron un llamado a evaluaciones más exhaustivas que consideren todos los factores estresantes que están surgiendo a consecuencia de la COVID-19. Específicamente el desempleo, la sobrecarga laboral y doméstica, y la reestructuración de los papeles de familia, como factores específicos detonantes de pensamientos y conductas negativos.
Al respecto, La directora ejecutiva de UN-Women, Phumzile Mlambo-Ngcuka, ha indicado que "El confinamiento está fomentando la tensión y las presiones creadas por problemas de seguridad, salud y dinero, está incrementando el aislamiento para mujeres con parejas violentas. La situación es como una tormenta perfecta para la conducta controladora violenta a puerta cerrada". Es evidente que las mujeres son desproporcionadamente vulnerables a la violencia interpersonal durante la pandemia siendo esta una crisis global.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, hizo un llamado a implementar medidas para resolver "un terrible repunte global de violencia doméstica" dirigida a mujeres y niñas, en relación con las cuarentenas impuestas por los gobiernos en su respuesta a la pandemia de COVID-19.
Está bien documentado que los hombres son afectados más desproporcionadamente por la COVID-19 grave que las mujeres. Lo que no se entiende bien es la causa.² Hay teorías que postulan que esto puede estar relacionado con el riesgo ocupacional, el tabaquismo o el estilo de vida, pero una investigación reciente se enfoca más en las diferencias biológicas entre los géneros, específicamente la constitución cromosómica y hormonal.³
Profesionales del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de Centers for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, resaltaron el hecho de que los hombres más jóvenes tienen una tasa de mortalidad más elevada por COVID-19 que los mayores, mientras que para las mujeres la tasa de mortalidad por COVID-19 sigue siendo relativamente estable durante todo el curso de su vida. No es hasta que los hombres llegan a los 85 años de edad, aproximadamente, que la tasa de mortalidad a consecuencia de la infección por COVID-19 comienza a nivelarse, en comparación con las mujeres. Los investigadores indican que esto puede estar relacionado con la disminución de los niveles de testosterona en hombres que envejecen, y que sería conveniente explorar e investigar más este hecho. Hicieron referencia a una investigación italiana que analizó si el tratamiento de privación de andrógenos (antiandrógeno), que se utiliza para tratar el cáncer de próstata tenía efecto protector contra COVID-19.⁴ Los resultados demostraron que en efecto, los pacientes con cáncer de próstata que reciben tratamiento de privación de andrógenos están parcialmente protegidos de las infecciones por SARS-CoV-2. Se está realizando una serie de estudios enfocados en la modificación endocrina para influir en la gravedad de la COVID-19. Por el momento los datos son incompletos, aunque alentadores.
Los expertos se refirieron también a las teorías que postulan que el coronavirus puede afectar los testículos. Se conoce que la orquitis es una complicación del síndrome respiratorio agudo severo (SARS, una versión anterior del coronavirus) pero no está claro cuál es el efecto del SARS-COV-2 sobre los testículos, tampoco si el daño directo a los testículos proviene del virus o es consecuencia de la inflamación por la tormenta de citocinas. Los efectos perjudiciales de los testículos a consecuencia de las temperaturas altas causadas por la fiebre asociada con coronavirus pueden afectar de manera adversa la espermatogénesis.
Los investigadores concluyeron haciendo un llamado para explorar posibles estrategias terapéuticas que puedan alterar temporalmente la señalización del receptor de andrógeno, que se asocia con su propia serie de efectos secundarios, pero que desde luego sería un tratamiento transitorio, en comparación con hombres tratados de cáncer de próstata avanzado.
En vista de los posibles efectos testiculares y la repercusión en la espermatogénesis, existe mucho interés en la criopreservación de semen durante la pandemia. No hay una buena respuesta a esto. Se sabe en general que diversos virus pueden eliminarse hacia el semen, a veces mucho tiempo después de que desaparecen los síntomas. El virus de Zika es muy buen ejemplo de esto. Sin embargo, hasta ahora los datos indican que la eliminación del SARS-COV-2 hacia el semen parece ser escasa, se han observado bajos títulos de SARS-COV-2 en sitios no respiratorios. Cabe destacar la importancia, para el banco de semen, de que los virus son estables a temperaturas sumamente bajas, de manera que el SARS-COV-2 puede permanecer estable después de la criopreservación y el deshielo. Aun cuando no hay casos registrados de contaminación vírica cruzada entre muestras de semen criopreservado, se considera que el riesgo de contaminación cruzada es "insignificante, pero no inexistente".
Una buena práctica sería utilizar dispositivos inocuos y seguros para proteger al laboratorio y asegurarse de que no haya contaminación cruzada hacia los criofrascos. Los autores recomiendan que los criofrascos que contienen semen de hombres afectados por COVID-19 se almacenen por separado.
Una serie de estudios de investigación internacionales fue analizada por el panel en el seminario en línea, en particular un estudio pequeño realizado en Reino Unido.⁵ El estudio de "Distanciamiento social y actividad sexual durante COVID-19 en una muestra del público británico" indicó que es importante idear intervenciones que promuevan el bienestar durante la pandemia de COVID-19, que se centren en mensajes sobre salud sexual para atenuar las consecuencias nocivas del autoaislamiento. Los italianos tienen su propia versión del mensaje y publicaron un estudio en el International Journal of Impotence Research llamado Amor en tiempos de la pandemia de COVID-19: resultados preliminares de una encuesta virtual realizada durante la cuarentena en Italia, que muestra que más de 40% de los informantes refirió aumento del deseo sexual durante la cuarentena, pero no frecuencia más alta de relaciones sexuales.⁶
Aunque el distanciamiento social debido a la pandemia de COVID-19 ha dado lugar a disminución global de la actividad sexual, no hay pruebas convincentes que demuestren incremento de la disfunción sexual durante la fase de confinamiento, indicaron.
La International Society for Sexual Medicine y la International Society for the Study of Women's Sexual Health han emitido declaraciones que describen orientación en torno a la actividad sexual en COVID-19 y recomiendan evitar conductas sexuales de alto riesgo, incluyendo los besos.
Ahora se conoce que el virus está presente en la orina y el semen de hombres con enfermedad aguda, al igual que en los que se restablecen tras COVID-19; no se sabe por cuánto tiempo permanece presente en el semen ni si el semen conlleva riesgo de transmisión.
A medida que continúa la pandemia de COVID-19 será interesante el seguimiento de los nuevos datos en relación con el efecto en la sexualidad humana, la salud sexual y las conductas sexuales. Está claro, para los expertos que debatieron en este seminario en línea, que todavía hay mucho que aprender sobre cómo la COVID-19 afecta a los géneros de manera diferente en lo referente a los aspectos psicosociales, biológicos y conductuales de sus vidas.
Referencias
1. Jung S, Kneer J, Krueger T. The German COVID-19 Survey on Mental Health: Primary Results. medRxiv. doi: 10.1101/2020.05.06.20090340. Fuente
2. UK Research and Innovation. Sex, gender and COVID-19. UKRI. Publicado el 17 de abril de 2020. Consultado en versión electrónica. Fuente
3. Vardavas CI, Nikitara K. COVID-19 and smoking: A systematic review of the evidence. Tob Induc Dis. 20 Mar 2020;18:20. doi: 10.18332/tid/119324. PMID: 32206052. Fuente
4. Montopoli M, Zumerle S, Vettor R, Rugge M, y cols. Androgen-deprivation therapies for prostate cancer and risk of infection by SARS-CoV-2: a population-based study (N = 4532). Ann Oncol. 6 May 2020;S0923-7534(20)39797-0. doi: 10.1016/j.annonc.2020.04.479. PMID: 32387456. Fuente
5. Jacob L, Smith L, Butler L, Barnett Y, y cols. Challenges in the Practice of Sexual Medicine in the Time of COVID-19 in the United Kingdom. J Sex Med. Jul 2020;17(7):1229-1236. doi: 10.1016/j.jsxm.2020.05.001. PMID: 32411271. Fuente
6. Cocci A, Giunti D, Tonioni C, Cacciamani G, y cols. Love at the time of the Covid-19 pandemic: preliminary results of an online survey conducted during the quarantine in Italy. Int J Impot Res. 14 May 2020;1-2. doi: 10.1038/s41443-020-0305-x. PMID: 32409643. Fuente
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