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Ketamina, nuevo tratamiento para Depresión y Estrés

Centro Ambulatorio de Salud Mental ASLB


Hace aproximadamente un mes la FDA aprobó el uso de la Ketamina, medicamento actualmente utilizado en anestesia veterinaria (antiguamente utilizado en humanos), como tratamiento en Depresión Resistente con conducta suicida y para Estrés Postraumático .

Al parecer presenta utilidad en pacientes con ideación y tentativa suicida con diagnósticos de depresión mayor tanto unipolar cono bipolar, en las cuales, tras una aplicación a dosis más bajas que la recomendadas como anestésico, produce total reversión de las ideas suicidas.

Su mecanismo de acción está vinculado al glutamato que actúa en los receptores NMDA, lo que implica un mecanismo totalmente diferente al de las catecolaminas.

En depresión resistente, la Ketamina ha mostrado una tasa de recuperación del 50% al 70 % versus el 4% al 6% con antidepresivos tricíclicos, que demoran 21 días en iniciar su efecto terapéutico, mientras que la respuesta a la Ketamina se da a las pocas horas.

Como todo fármaco, la ketamina también presenta efectos adversos, los que con más frecuencia se presentan son: incremento temporal de la frecuencia cardíaca y de la tensión arterial, cistitis, molestias sensorio motoras, problemas neurocognitivos (afectación de memoria y aprendizaje), riesgo de disociación, entre otros. Como se trata todavía de un fármaco experimental, no se conocen sus efectos a largo plazo que deben todavía estudiarse. Llama la atención que en los estudios realizados como agente antidepresivo, los pacientes mejoraban de sus alteraciones cognitivas mientras que en las personas que consumen ketamina como droga de abuso, se ha observado un empeoramiento del rendimiento cognitivo. Esta diferencia puede ser atribuible a la dosis administrada (mucho menor como agente antidepresivo), a la frecuencia de administración o al consumo de otras sustancias ilegales en los adictos. Así mismo, es necesario tener en cuenta que la ketamina se utiliza para el consumo recreacional y, por lo tanto, tiene un potencial adictivo que debe considerarse.

La industria farmacéutica ha lanzado un producto para vía inhalatoria, cuyo costo de tratamiento mensual oscila entre los 700 a 800 dólares americanos. También en muchos países los anestesiólogos han implementado las clínicas de Ketamina, obteniendo lucrativas ganancias, pues el medicamento inyectable es de bajo costo, no así el procedimiento que es bastante costoso.

La ketamina se perfila como un posible fármaco útil en la depresión unipolar y bipolar, en la disminución de la ideación suicida asociada a la depresión y en el trastorno de estrés postraumático. Además, ofrece un mecanismo de acción novedoso, un inicio de acción ultrarrápido (en comparación con el resto de antidepresivos) y una mayor respuesta a la depresión resistente. Aunque la comunidad científica vea con optimismo este posible nuevo medicamento para el tratamiento de los trastornos depresivos y de ansiedad, debemos ser cautos, recordemos cuando la FDA aprobó el analgésico opiáceo Óxicodona para uso de pacientes con dolor por cáncer, su abusiva prescripción ha creado una epidemia de adicción en Estados Unidos que hoy por hoy es un grave problema de salud pública.

En el futuro, la investigación debe responder a diversos interrogantes, antes de que la ketamina se use como antidepresivo como la dosis a administrar, la vía de administración, la frecuencia de las administraciones, el perfil del paciente que mejor puede responder, los efectos adversos a medio y largo plazo y el riesgo de abuso por su potencial riesgo adictivo.

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