Ramiro Salazar Irigoyen
Médico Patólogo Clínico
La influenza se distribuye mundialmente en patrones estacionales ya sea como epidemias o pandemias, que provocan una considerable morbilidad y mortalidad. Anualmente se presenta en etapas de clima frío y lluvioso como son los meses de diciembre, enero y febrero en zonas de la serranía ecuatoriana. No se ha establecido con certeza por qué las epidemias de gripe ocurren de esta forma estacional, algunas teorías son: las temperaturas más altas de los meses de verano y la mayor sequedad del aire limitaría la expulsión del moco por deshidratación del mismo dificultando la transmisión a través del mecanismo de aerosol, el virus también puede sobrevivir mucho más tiempo en los fómites, pomos de puertas y otros durante el frío.
La influenza se transmite desde personas infectadas, a través de secreción nasal, bronquial o saliva que son emitidas con la tos o los estornudos o sólo al hablar. Generalmente se requiere una distancia cercana (menor a un metro) con la persona enferma para ser infectado. La influenza puede contagiar antes de saber que está enfermo y también mientras lo está; sin embargo, son más contagiosas en los primeros 3 a 4 días después de la aparición de la enfermedad.
La enfermedad suele resolverse espontáneamente en algunos días y solo en algunos casos puede agravarse, especialmente en menores de 5 años, embarazadas, adultos mayores, comorbilidades o estado inmunitario alterado.
El virus de la gripe es un virus ARN de la familia Orthomyxoviridae, que comprende cinco géneros:
Influenzavirus A
Influenzavirus B
Influenzavirus C
Isavirus
Thogotovirus
Solo los tres primeros son causantes de gripe.
Los virus de tipo A son los patógenos más agresivos, en función de los serotipos que han sido confirmados en humanos estos pueden ser: H1N1, H1N2, H2N2, H3N2
Influenza virus B infecta casi en exclusiva a humanos y es menos frecuente y menos agresivo que el tipo A.
Influenzavirus C es mucho menos frecuente que A y B, y puede ser responsable de cuadros leves en niños.
Aparición de los síntomas
El tiempo, desde la exposición de una persona al virus de la influenza hasta el comienzo de los síntomas, es de aproximadamente 2 días, pero puede oscilar entre 1 a 4 días.
La influenza puede ser similar a un resfriado; sin embargo, suele iniciar súbitamente con fiebre alta con escalofríos: 38 °C llegando a 41 °C y dura entre uno y siete días. Puede acompañarse de odinofagia, debilidad, malestar general, mialgias, artralgias, cefalea fija, no pulsátil, que es sólo consecuencia de la fiebre, tos generalmente seca, La epiforia (lagrimeo) es habitual, dolor retroocular que le aparece al pedirle que lateralice la mirada (este síntoma es muy característico de la gripe), en niños puede acompañarse de náuseas, vómitos y diarrea, congestión nasal con estornudos y rinorrea (producción de mucosidad transparente).
Los signos y síntomas de la influenza sin complicaciones desaparecen después de 3-7 días en la mayoría de los casos; aunque la tos puede permanecer durante más de 2 semanas.
Las complicaciones se caracterizan por los siguientes síntomas y signos:
En los niños
Respiración acelerada
Cianosis
Expansión de la caja torácica al respirar
Mialgias intensas
Deshidratación
Estado de alerta disminuido o nulo
Convulsiones
Fiebre por encima de los 39°C
En los adultos
Dificultad para respirar
Dolor o presión constante en el pecho o abdomen
Mareos persistentes, confusión.
Convulsiones
Disminución o ausencia de orina
Mialgias intensas
Debilidad intensa
Agravamiento de las afecciones crónicas
El diagnóstico diferencial con el resfriado común puede ser complicado en las primeras horas y se deberían considerar ciertos parámetros como los resumidos en el cuadro adjunto, adaptado de normas CDC para el diagnóstico diferencial:
Prevención
La más importante medida es la prevención que consiste en vacunarse contra la influenza todos los años. La vacuna reduce la aparición de enfermedades relacionadas y el riesgo de sufrir complicaciones graves. La vacuna humana más común es la trivalente, que contiene proteínas purificadas e inactivadas de las tres cepas que se consideran van a ser más comunes en el siguiente año: dos subtipos del virus A y uno del virus B. Una vacuna elaborada un año puede no ser eficaz al siguiente debido a las frecuentes y rápidas mutaciones que sufre el virus. Se han realizado varios estudios con el objetivo de demostrar la inmunogenicidad de la vacuna inactivada contra la gripe, un estudio reportó que los individuos vacunados durante una epidemia de influenza tipo A presentaban inmunidad a partir del octavo o noveno día después de la vacunación y persistía al cabo de un año, aunque otros estudios afirman que la duración es menor y debería ser repetida la vacuna cada seis meses.
Las vacunas son seguras y rara vez se reportan efectos adversos: dolor, enrojecimiento y leve edema en el sitio de la inyección (20%), cefalea, malestar y debilidad generalizada. En 1-2% de los casos hay fiebre y reacciones inmunitarias que se asemejan a una infección real por el virus. Excepcionalmente hay reacciones alérgicas y broncoespasmo, por reacción frente a alguno de los componentes de la vacuna.
La vacuna tiene una eficacia de alrededor del 80% porque es posible que se produzca la propagación de alguna cepa no prevista o mutada.
Los CDC también recomiendan tomar medidas preventivas diarias y frecuentes: mantenerse alejado de las personas que están enfermas, cubrirse la boca y nariz al toser y estornudar y hacerlo sobre el ángulo interno del codo, lavarse las manos con frecuencia, limpieza y desinfección de pasamanos, pomos de puertas, puertas de acceso en clínicas y hospitales, etc.
Diagnóstico:
La sedimentación está ligeramente acelerada. Los leucocitos pueden aumentar al inicio y cursar con leucopenia con linfocitosis a partir del segundo día. Una leucocitosis superior a 15000 sugiere complicación bacteriana.
Las pruebas de diagnóstico rápido de la influenza (RIDT, por sus siglas en inglés) detectan los antígenos virales de la influenza en especímenes de las vías respiratorias. Las RIDT detectan los tipos de virus de influenza A y B, pero no identifican ni diferencian específicamente los subtipos de virus de influenza A. Las RIDT no se recomiendan para pacientes hospitalizados con presunta influenza. Se recomiendan pruebas moleculares, como las pruebas RT-PCR, por su alta sensibilidad y especificidad.
Pueden realizarse pruebas rápidas como el inmunoensayo cromatográfico que tiene una sensibilidad de hasta 86% y especificidad de 94%. No presentan reacción cruzada con adenovirus o virus sincitial respiratorio. El tiempo de detección es de 15 minutos.
Los resultados positivos deben interpretarse tomando en cuenta las características clínicas del paciente y la prevalencia de la influenza en la población de pacientes que se está analizando y si la decisión clínica se ve afectada por el resultado de la prueba, el resultado de la prueba rápida debería confirmarse mediante una prueba molecular, como la prueba de reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR).
Los métodos serológicos (los antígenos virales se detectan con inmunofluorescencia o con ELISA) son poco útiles en clínica pero en cambio se utilizan mucho en epidemiología, requiere obtener suero en la fase de convalecencia y sin tratamiento, de manera que es positiva si hay cuadruplicación de las tasas de anticuerpos entre una cuantificación y la siguiente.
El test de la PCR en tiempo real (RT-PCR) positivo determina el paso desde diagnóstico de sospecha a diagnóstico de probabilidad.
El diagnóstico de certeza sólo es posible con la identificación del virus mediante cultivo que además permite la subtipificación de hemaglutininas y neuraminidasas.
Tratamiento
El tratamiento es sintomático y en los casos graves y hospitalarios se pueden utilizar los adamantanos (amantadina y rimantadina) y los inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir y zanamivir). En el Ecuador solo se cuenta en la actualidad con oseltamivir por vía oral.
Los antibióticos sólo son útiles si hay infección bacteriana asociada. El pronóstico es bueno con recuperación parcial a la semana y total a los quince días.
La aspirina no está indicada en niños y adolescentes para evitar la aparición del síndrome de Reye, una complicación poco frecuente pero grave que puede afectarles cuando toman este medicamento en algunas enfermedades víricas, especialmente la infección por Influenzavirus B.
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