Dra. Marina Moreno Morillo
Mg. En Alimentación y Nutrición
La Actividad física (AF) es uno de los puntales en la prevención y tratamiento de la Diabetes Mellitus, más aún si se acompaña de sobrepeso y obesidad.
Es bien conocido que el sedentarismo es un factor de riesgo de diabetes mellitus tipo 2 (DMT2), de sobrepeso y obesidad, por lo que el abandono de este estilo de vida es fundamental.
Las guías del ACSM y de otros grupos colegiados han venido recomendando que 150 minutos de AF aeróbica de moderada intensidad o 75 minutos de AF de alta intensidad, por lo menos 3 veces a la semana, además de ejercicios de fortalecimiento de masa muscular y estiramiento muscular como estrategias en el control de peso y prevención de DM. Sin embargo, dicha recomendación no ha demostrado ser suficientemente eficaz en el control de peso, aunque si se evidencia alguna mejoría de los parámetros metabólicos frente al sedentarismo.
Durante décadas se han sugerido los ejercicios aeróbicos para tratar la obesidad (OB), y entre las diferentes formas, se ha preferido la prescripción de los de tipo continuo de baja intensidad y larga duración. No obstante, los resultados parecen ser modestos, además de tener poca aceptación y bajo cumplimiento en el largo plazo.
A mediados de la década del 90 se comienza a recopilar evidencia científica, y se inicia una amplia discusión sobre el rol del método intervalado de alta intensidad en salud (HIIT).
Tabata y colaboradores en un estudio de 14 sujetos no deportistas, en los que comparó entrenamiento de sprint de alta intensidad vs. Protocolo de entrenamiento sub-máximo continuo (70% del VO2 max.) por 60 minutos, cinco días a la semana, demostró que el grupo de HIIT aumentó un 15% el VO2 max. vs 9% en el grupo de entrenamiento continuo, además de aumento del 28% de la capacidad anaeróbica en el grupo de alta intensidad, sin cambio en el grupo de moderada intensidad.
Desde los años noventa se han publicado muchos trabajos que vinculan los ejercicios intermitentes de alta intensidad (HIIT) con la salud cardio-metabólica, destacando los trabajos de Gibala, los que muestran que el entrenamiento intervalado realizado principalmente en cinta rodante y bicicleta ergométrica, mejora la potencia aeróbica y factores anaeróbicos, produce cambios en la composición corporal, disminuye la resistencia a la insulina, entre otros beneficios.
Varios estudios permiten considerar al HIIT como una alternativa o nueva herramienta terapéutica para el tratamiento de la obesidad y de las enfermedades metabólicas, ya que parece ser mejor aceptada y con mejor impacto sobre la salud.
El entrenamiento HIIT ha sido muy utilizado en la preparación de deportistas y ha dado un salto al entrenamiento para la salud, pese a que existen algunos resultados controversiales.
Entre los efectos fisiológicos del HIIT se puede mencionar: mayor oxidación de lípidos en el musculo esquelético, aumento de la actividad de la protein kinasa activada por 5´-AMP, aumento del consumo de oxígeno y de la capacidad cardiorrespiratorio, mejora la función endotelial y la sensibilidad a la insulina, aumenta el transporte de glucosa en el musculo esquelético vía GLUT-4.
El HIIT disminuye la masa corporal grasa, sobre todo de la grasa abdominal, disminuye los niveles de insulina en ayunas en mujeres jóvenes sanas (3 sesiones de HIIT durante 15 semanas). Oliveira y colaboradores en un meta-análisis del efecto de HIIT en personas con DM2 demostró que luego de 11 semanas de entrenamiento disminuyen los niveles de HbA1c, glucosa en ayunas y pos-prandial, Homa-IR, aumenta la oxidación lipídica y VO2 máximo.
También se ha reportado que disminuye el estrés oxidativo y los niveles de IL-6, TN-alfa y TLR-4, lo que sugiere que disminuyen los procesos de inflamación crónica de bajo grado que existe en la diabetes y la obesidad. No se puede dejar de mencionar un mejoramiento de la calidad y expectativa de vida.
Por todos los resultados que muestran los beneficios del HIIT, en las Guías Canadienses publicadas en agosto del 2020 recomiendan aumentar la intensidad de la AF, incluyendo al HIIT (Level 2a, Grade B) como estrategia de intervención.
Si bien esta nueva sugerencia, inclusive propuesta por la OMS, no es fácil de ejecutar en sujetos obesos, por las limitaciones del peso, las comorbilidades presentes, la sarcopenia y el sedentarismo. El HIIT (high intensity Interval training), ha surgido en los últimos tiempos como una herramienta útil para el manejo de los pacientes con DM, así como para el control del peso y disminución de los factores de riesgo cardiovascular.
Conclusión
Se puede concluir que el HIIT es un modelo de entrenamiento que ha dado muestras de ser plenamente confiable para alcanzar los objetivos del control y tratamiento de las patologías metabólicas como la diabetes tipo 2, HTA, dislipidemia, independiente del control del peso y cambios en la composición corporal. El HIIT es una herramienta útil para el manejo no farmacológico de la DM y de las alteraciones metabólicas que la acompañan tales como la obesidad, con la ventaja que da mayor satisfacción y adherencia por el menor tiempo de entrenamiento.
Incluirlo dentro de las estrategias de ejercicio físico es mandatorio y no hay duda en los beneficios para la salud. Sin embargo, este debe ser implementado por profesionales capacitados y conocedores del método, que puedan definir las personas que puedan beneficiarse y en quienes esta herramienta está contraindicada.
Referencias
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Canadian Guidelines, Physical Activity in Obesity Management , Agosto 2020
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