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Directrices para prevenir el embarazo adolescente

Las complicaciones relacionadas con el embarazo son la principal causa de muerte a nivel mundial entre las niñas de 15 a 19 años. En respuesta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado sus directrices destinadas a prevenir el embarazo adolescente y mitigar sus impactos en la salud.

 

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Los objetivos de esta guía, según la OMS, son los mismos que los de la edición de 2011, a saber, proporcionar orientación normativa basada en la evidencia sobre las intervenciones para mejorar la morbilidad y la mortalidad de los adolescentes mediante la reducción de las posibilidades de embarazo precoz y los malos resultados de salud resultantes.

 

Si bien el embarazo adolescente es un problema mundial, es especialmente crítico en los países de ingresos bajos y medianos. Cada año, se estima que 21 millones de adolescentes en estas regiones quedan embarazadas, la mitad de estos embarazos no planificados.

 

Más allá de los importantes riesgos para la salud, como el aumento de las tasas de infección, el parto prematuro y las complicaciones de los abortos inseguros, el embarazo adolescente también tiene importantes consecuencias sociales. Los embarazos precoces a menudo interrumpen la educación y el desarrollo social, contribuyendo a ciclos a largo plazo de pobreza y exclusión entre generaciones.

 

La Dra. Pascale Allotey, directora del Departamento de Salud e Investigación Sexual y Reproductiva de la OMS y del Programa Especial de Investigación y Desarrollo de las Naciones Unidas. y Formación Investigadora en Reproducción Humana, señala que los embarazos precoces pueden tener graves consecuencias físicas y psicológicas para las niñas y las mujeres jóvenes, y a menudo reflejan desigualdades profundamente arraigadas que limitan su capacidad para dar forma a sus propias relaciones y opciones de vida, abordar este problema significa crear entornos en los que las niñas y las mujeres jóvenes puedan prosperar, garantizando que permanezcan en la escuela, estén protegidas de la violencia y la coerción, y tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que respeten sus derechos y les permitan tomar decisiones informadas sobre su futuro.

 

El embarazo adolescente está influenciado por una serie de factores, como la vulnerabilidad social y económica, la desigualdad de género y las barreras para acceder a los servicios de salud sexual y reproductiva. En algunos países, estos servicios solo están disponibles con el consentimiento de los padres o tutores, lo que puede restringir aún más el acceso.

 

También existe una conexión bien establecida entre el embarazo adolescente y el matrimonio infantil. En los países de ingresos bajos y medianos, aproximadamente el 90% de las madres adolescentes se casaron antes de los 18 años.

 

A la luz de esto, la directriz actualizada de la OMS pide una acción mundial urgente para poner fin al matrimonio infantil. Recomienda esfuerzos multisectoriales para ofrecer alternativas significativas al matrimonio precoz, como ampliar el acceso de las niñas a la educación y mejorar sus perspectivas a largo plazo. Se ha demostrado que el aumento de la matrícula y la finalización de los estudios reduce la probabilidad de uniones tempranas. En el caso de los adolescentes con mayor riesgo, la guía sugiere proporcionar apoyo específico, como becas o incentivos financieros, para ayudarlos a permanecer en la escuela hasta la educación secundaria.

 

La OMS también recomienda que los países adopten leyes que prohíban el matrimonio antes de los 18 años. El matrimonio precoz priva a las niñas de su infancia y tiene graves consecuencias para su salud, dijo la doctora Sheri Bastien, científica especializada en salud sexual y reproductiva adolescente de la OMS. La educación es fundamental para cambiar el futuro de las niñas. Al mismo tiempo, se debe empoderar a los adolescentes, tanto niños como niñas, para que entiendan el consentimiento, cuiden de su salud y desafíen las desigualdades de género arraigadas que continúan impulsando altas tasas de matrimonio infantil y embarazo precoz en muchas partes del mundo.

 

La directriz actualizada destaca la importancia de proporcionar una educación integral y adecuada a la edad en materia de salud sexual y reproductiva para los adolescentes de todos los géneros. La evidencia muestra que dicha educación puede ayudar a prevenir los embarazos adolescentes y retrasar el inicio de la actividad sexual.

 

La OMS también hace hincapié en la necesidad de que los adolescentes tengan acceso a métodos anticonceptivos, junto con una orientación adecuada sobre su uso correcto.

 

Los expertos subrayan además que las adolescentes embarazadas, que con frecuencia se enfrentan al estigma y la discriminación, deben recibir una atención sanitaria respetuosa y de alta calidad. Esto incluye el acceso a servicios de aborto seguro cuando la ley lo permita.

 

La guía recientemente publicada actualiza la edición original de 2011, incorporando más de una década de nuevas investigaciones y experiencia de campo. Refleja los crecientes llamamientos, tanto dentro como fuera de la OMS, para que se adopten estrategias más sólidas y basadas en datos empíricos para abordar el embarazo en la adolescencia.

 

A pesar de los desafíos persistentes, se han logrado avances a nivel mundial. Entre 2000 y 2021, la tasa de natalidad adolescente disminuyó de 64,5 a 42,5 nacimientos por cada 1000 niñas de 15 a 19 años.

 

Sin embargo, siguen existiendo importantes disparidades regionales. Los descensos más notables se observaron en Asia meridional, central y occidental, así como en África septentrional. Por el contrario, África subsahariana, América Latina y el Caribe siguen teniendo las tasas más altas de natalidad adolescente: 101 y 53,2 nacimientos por cada 1000 adolescentes, respectivamente, en 2021.

 

En el informe también se señalan diferencias sustanciales dentro de las distintas regiones y países. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe, Nicaragua reportó 85,6 nacimientos por cada 1000 adolescentes en 2021, en comparación con 24,1 por cada 1000 en Chile.

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