El Día Mundial del Glaucoma se celebra todos los años el 12 de marzo. Es un día en el que se pretende enseñar a la población la importancia del diagnóstico precoz de una enfermedad neurodegenerativa.
El principal objetivo del Día Mundial del Glaucoma es el de llamar la atención a la población a nivel mundial de las enfermedades oculares progresivas que afectan la visión y pueden llegar a pérdida de la misma de manera gradual y repentina, caracterizada por no presentar síntomas.
El Día Mundial del Glaucoma se engloba dentro de la Semana Mundial del Glaucoma, un proyecto colaborativo entre la Asociación Mundial de Glaucoma (World Glaucoma Association) y la Asociación Mundial de Pacientes con Glaucoma (World Glaucoma Patient Association). El objetivo del proyecto es contribuir a reducir los casos de ceguera que produce esta enfermedad mediante la concienciación y la alerta de la necesidad de someterse de manera regular a controles oftalmológicos en los que se examine el nervio óptico.
Bajo el lema The world is bright, save your sight (el mundo es brillante, salva tu vista), el proyecto quiere movilizar a una amplia variedad de personas entre las que se encuentran oftalmólogos, optometristas, trabajadores del sector de la salud, universidades, centros médicos, consultas privadas y personas a título individual, en especial aquellas que sufren la enfermedad o sus familiares, además de sociedades de glaucoma y asociaciones de pacientes afectados por la enfermedad.
El Glaucoma es una enfermedad neurodegenerativa multifactorial caracterizada por daño en el nervio óptico y la capa de fibras nerviosas de la retina secundarias al aumento de la presión intraocular. Esta enfermedad es irreversible y en sus comienzos no suele presentar ningún tipo de síntomas, por lo que la prevención precoz es vital para poder evitar la ceguera.
Gracias a un tratamiento adecuado y a los exámenes oftalmológicos adecuados se puede llegar a preservar la vista.
La frecuencia de la enfermedad aumenta a medida que nos hacemos mayores, por lo que es más frecuente en personas mayores de 40 años y especialmente en mayores de 60 años.
Las personas con familiares directos (padre, madre, hermanos) que han sufrido glaucoma, las que tienen altos grados de miopía (de más de 6 dioptrías) y las que tienen antecedentes de traumatismo en el ojo también corren mayor riesgo de sufrir la enfermedad.
Existen dos tipos de glaucoma, el glaucoma de ángulo cerrado o cierre angular agudo tiene una causa mecánica y se produce cuando el iris obstruye la salida del humor acuoso, lo que provoca una subida muy importante de la presión ocular con dolor ocular, disminución de la visión y ojo rojo, y el glaucoma crónico o de ángulo abierto, el más frecuente, de patogenia multifactorial, en el que la presión ocular está elevada pero no se produce inicialmente ningún síntoma, lo que hace más difícil su detección hasta que empieza a afectar la visión.
El glaucoma también se puede clasificar según su origen: primario, si no hay una causa concreta salvo una base genética o secundario, cuando se debe a otra causa primaria que lo genera.
El glaucoma es la primera causa de ceguera irreversible a nivel mundial. Por cada caso que es diagnosticado y controlado, hay una persona que camina por la calle y aún no sabe que tiene glaucoma. Se calcula que aproximadamente un 50 % de los casos de glaucoma no están diagnosticados. Si bien es cierto que la enfermedad es incurable, también lo es que un 90% de la ceguera que provoca el glaucoma podría evitarse mediante la detección precoz y el tratamiento correspondiente.
Lo fundamental para evitar la pérdida de visión es realizar periódicamente una revisión oftalmológica para identificar la enfermedad en fases precoces, sobre todo en aquellas personas que se encuentran ante más riesgo de sufrir la enfermedad, porque la mayor parte de los casos de glaucoma no son sintomáticos, por lo que es muy difícil que el paciente sospeche que tiene la enfermedad si no realiza un control oftalmológico.
Si se diagnostica a tiempo, hay medidas eficaces para prevenir las consecuencias en la mayoría de los casos. Entre estas medidas se encuentra el tratamiento médico con colirios hipotensores, la aplicación de láser y el tratamiento quirúrgico. El pronóstico y la respuesta al tratamiento son mejores cuanto antes se diagnostique la enfermedad.
Las revisiones oftalmológicas incluyen varias exploraciones relativamente sencillas que no provocan dolor, tales como:
Medida de la presión ocular
Evaluación del fondo del ojo. Si el oftalmólogo lo estima oportuno se pueden hacer otras pruebas como el OCT o una fotografía del fondo de ojo. Para realizar estos exámenes puede ser necesario dilatar la pupila.
Evaluación del campo visual. Es una prueba fundamental para diagnosticar el glaucoma y para ajustar el tratamiento a las necesidades de cada persona.
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