Es conocido el efecto benéfico sobre la salud ósea de la Vitamina D, pero, dada la extensa distribución del receptor de vitamina D en el organismo humano, se ha investigado si esta podría participar en distintos estados patológicos, como cáncer o enfermedad cardiovascular.
La vitamina D es una de las hormonas que mayor interés científico ha recibido en los últimos 10 años. Existen algunos estudios epidemiológicos que sugieren que a mayor exposición solar existe menor incidencia de algunos cánceres, de igual manera, algunos estudios han demostrado una asociación inversa entre los niveles de vitamina D, 25-hidroxivitamina D y el riesgo de cáncer, por ejemplo, la deficiencia de vitamina D se ha relacionado a la aparición de adenoma colorrectal.
Se han investigado diferentes mecanismos para demostrar el efecto antineoplásico de la vitamina D. El primero de ellos es que calcitriol, la forma activa de la vitamina D (1-25-dihidroxivitamina D), genera reducción en la proliferación de las células malignas y aumento de la apoptosis, pero esto se ha observado en estudios experimentales, sin que hasta el momento se tenga evidencia de que suceda en estudios en animales. En algunos modelos murinos se ha demostrado una reducción en angiogénesis de células malignas (provenientes de próstata y pulmón) y en la generación de proteínas esenciales que facilitan la invasión tisular. Científicos han encontrado también que calcitriol posee propiedades antiinflamatorias, por la posible reducción de citocinas, contribuyendo a su efecto antineoplásico.
“ No se encontraron diferencias significativas entre los grupos Vitamina D vs placebo y Omega-3 Vs placebo tanto para cáncer invasivo inespecífico, cáncer de mama, de próstata o colo rectal y para muerte por cáncer, ni para el compuesto de principales eventos cardiovasculares ”
Por otro lado, existen datos epidemiológicos de estudios experimentales que sugieren que niveles adecuados de vitamina D pudieran ejercer un efecto protector sobre la aparición de enfermedad cardiovascular, esto podría estar relacionado con mecanismos antiinflamatorios y antiproliferativos en células vasculares, endoteliales y del músculo liso, que reducirían la aparición de aterosclerosis. Algunos estudios observacionales han notado una asociación inversa entre los niveles de 25-hidroxivitamina D y eventos cardiovasculares, en especial en aquellos sujetos que presentaban niveles de 20 ng/ml a 30 ng/ml (adecuados) de 25-hidroxitamina D. En contraparte, estudios clínicos controlados donde se ha administrado suplementación con vitamina D han mostrado resultados inconsistentes o negativos en relación al beneficio sobre la enfermedad cardiovascular. Esto se explica en parte por la presencia de dos aspectos que dificultan la evaluación de la asociación entre vitamina D y enfermedad cardiovascular:
a) existencia de factores confusores, como obesidad, actividad física y estado nutricional, y
b) diseño de los estudios clínicos, que usualmente han carecido del poder suficiente para detectar diferencias, poseen desenlaces poco claros o son de corta duración.
Prevención primaria con suplementos
En un estudio clínico aleatorizado controlado (VITAL) los investigadores trataron de determinar el efecto de la vitamina D y los ácidos grasos omega-3 en la prevención primaria de cáncer y enfermedad cardiovascular. Según la comunidad científica este era un estudio necesario debido a las altas tasas de suplementación con vitamina D y omega-3 por parte de la población, con la esperanza de protección frente al cáncer o la enfermedad cardiovascular.
El objetivo del estudio fue evaluar la efectividad y seguridad de la suplementación con vitamina D3 (2000UI/día) o con ácidos grasos omega 3 (1g/día -460mg de EPA y 380mg de DHA-) en la prevención primaria de enfermedad cardiovascular y cáncer. Concretamente, sobre un compuesto de los eventos cardiovasculares principales (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, y muerte por enfermedad cardiovascular); y sobre cáncer invasivo de cualquier tipo (objetivo primario).
25.871 participantes (5106 participantes negros, interesante evaluar la efectividad de la suplementación de vitamina D3 en ellos puesto que su síntesis cutánea mediante radiación solar es menor) fueron aleatorizados a 4 grupos de intervención (diseño factorial 2x2, para testar los 2 principios activos): vitamina D3 + omega-3, vitamina D3 + placebo de omega-3, placebo de vitamina D3 + omega-3, placebo de vitamina D3 + placebo de omega-3; con una media de seguimiento de 5.3 años.
No se encontraron diferencias significativas entre los grupos Vitamina D vs placebo y Omega-3 Vs placebo tanto para cáncer invasivo inespecífico, cáncer de mama, de próstata o colo rectal y para muerte por cáncer, ni para el compuesto de principales eventos cardiovasculares o para resultados secundarios de eventos cardiovasculares más revascularización secundaria, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte por enfermedad cardiovascular.
Los investigadores concluyeron que esta es una buena prueba de la hipótesis de que la suplementación universal con una dosis decente de vitamina D no vale la pena. Estudios observacionales muestran que niveles bajos de vitamina D se asocian a enfermedades cardiovasculares y cáncer. No obstante, el presente estudio refleja que a lo que se puede deber realmente este aumento de riesgo no es la falta de exposición solar y bajos niveles de vitamina D, sino la falta de salir a la calle a moverse o hacer ejercicio.
Referencias
1. Christen W, Sc D, Bassuk SS, Sc D, Mora S, Gibson H, et al. Vitamin D Supplements and Prevention of Cancer and Cardiovascular Disease. The New England Journal of Medicine. 2018
2. Christen W, Sc D, Bassuk SS, Sc D, Mora S, Gibson H, et al. Marine n−3 Fatty Acids and Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer. The New England Journal of Medicine. 2018;1–10.
3. Manson JE, Cook NR, Lee IM, Christen W, y cols; VITAL Research Group. Vitamin D Supplements and Prevention of Cancer and Cardiovascular Disease. N Engl J Med. 3 Ene 2019;380(1):33-44. doi: 10.1056/NEJMoa1809944. PMID: 30415629.
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