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Tabaco, alcohol y plásticos; un peligro para los genes


César Paz-y-Miño



César Paz-y-Miño

Investigador en Genética. Facultad de Ciencias de la Salud Eugenio Espejo. Universidad UTE





Este 1 de febrero del 2023 entra en vigencia la disposición gubernamental de reducir los impuestos a la cerveza industrial $0,48, cerveza artesanal $0,5, alcohol y gaseosas con azúcar $0,10, fundas plásticas $0,10 (el mayor contaminante ambiental), cigarrillos $0,10 y, curiosamente, a armas en 270%. El argumento central es que se promoverá el consumo y el ingreso a quienes menos lo tienen y que el estado dejará de percibir por ello 140 millones de dólares anuales.


Parece muy lógico pero, ¿qué ocurre desde el punto de vista de salud pública? Todos los elementos anotados a los que se les bajará los impuestos son peligrosos para la salud y la vida sana. Las cifras de la Organización Mundial de la Salud son muy decidoras, aunque para el Ecuador no existen datos confiables. El alcohol mata a 3 millones de personas en el mundo y sobre todo a jóvenes. El tabaco produce 8 millones de muertes al año. La contaminación por plástico mata a 9 millones de personas al año. Las bebidas azucaradas producen aumento de la diabetes y un 12% de muertes por esta causa. Las armas producen miles de muertos diariamente en regiones de paz y miles en zonas de guerra.


El tabaco y el alcohol son productos probadamente dañinos. Ambos producen alteraciones del material genético; específicamente rompen el ADN, lo que provoca una inestabilidad total del genoma, reordenamientos de genes y riesgo alto de desarrollar cáncer (5% de personas), abortos (3%) e infertilidad (2%). Por ser asociados a cambios genéticos, se los llama mutagénicos; por determinar toxicidad del genoma, se los califica de genotóxicos; y, por desarrollar cáncer, se los denomina como carcinogénicos.


El tabaco se asocia más a cáncer de pulmón, hasta en un 30% más en fumadores, frente a no fumadores. El alcohol, como se ha evaluado en laboratorio, produce daño del hígado y riesgo de cáncer sobre todo en consumidores permanentes.


En el caso del tabaco, el daño de mutagénesis, genotoxicidad y carcinogénesis, no es solo para el consumidor, también se ven afectados los “fumadores pasivos”; personas que rodean a los fumadores. Algo similar se ha encontrado con la nueva moda de “vapear” cigarrillos electrónicos, en estos consumidores se ha encontrado decenas de productos nocivos y las mismas características de daño genético descrito.


El alcohol, a más de los daños en el individuo, está asociado a una enfermedad congénita que se llama Síndrome de alcoholismo fetal. Embarazos de bajo peso, talla pequeña, placentas pequeñas, hipotonía, daño cerebral en algunos casos. Es conocida la violencia intrafamiliar, de género y social, asociada al consumo de alcohol.


El problema de los desechos plásticos es tremendo. Se calcula que la contaminación podría reducir el 32% de la industria cafetera. La Unión Europea ha previsto prohibir la importación y circulación de productos plásticos desde el 1 de enero del 2026, como medida para paliar la grave contaminación ambiental y el daño al ambiente y su flora-fauna. Está informado ya, que micropartículas de plástico están contaminando los tejidos humanos y circulando en ellos, estas partículas actúan a modo de molino dentro de la célula, potenciando el daño celular y la muerte celular.


La diabetes es la amenaza mundial. La obesidad por mala nutrición y consumo de azúcares está vinculada a esta enfermedad grave y mortal. Si bien se debe tener un componente genético de predisposición a ella, el 90% de casos de diabetes se debe a malas prácticas alimenticias.


La mayoría de los países en el mundo han adoptado una posición congruente con la realidad de salud de sus poblaciones en relación al tabaco, alcohol, azucares y plástico. Pero el Ecuador es, curiosamente, absurda. Oficialmente se promociona el consumo de todos estos productos. El Ecuador incluso importa plástico de desecho. Sin una política clara de salud social y ambiental en relación a estos productos dañinos, la aparición de enfermos no se hará esperar. Subirán los casos de cáncer pulmonar, cirrosis y cáncer de hígado, obesidad y diabetes, y muerte por contaminación general y por plásticos. Dejando a un lado las armas.

Los países que enfrentan estos problemas con otra lógica tienen campañas de elevar impuestos a estos productos y hacer cruzadas fuertes para desalentar su consumo; incluso hay países que su política de salud castiga a los enfermos que, pese a las campañas preventivas, se obstinan en su consumo; ellos deben pagar un porcentaje mayor de la atención médica social.


Las ganancias por la producción de los elementos anotados son extra millonarias para los productores, y genera gastos cuantiosos a los consumidores y al sector salud que se ve afectado por las enfermedades asociadas al consumo. No ha existido campaña de salud, de prevención de consumo, de alertas de enfermedades, de gastos personales, etc., que haya frenado el consumo de tabaco, alcohol, plásticos, bebidas azucaradas y armas. La realidad de salud social asociada a estos productos, es trágica. Estamos apostando por recuperar las ganancias de un sector, en detrimento de la salud general.

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