Salud mental en Latinoamérica
- Noticiero Medico
- hace 1 día
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Un análisis, publicado en The Lancet Regional Health - Americas,¹ que examinó datos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México y Perú desde 1990 hasta 2024, encontró que aproximadamente 1 de cada 7 latinoamericanos (14,55 %) experimentará algún trastorno de ansiedad durante su vida.
El estudio también reveló que la prevalencia de estos trastornos en los últimos 12 meses alcanza a 6,61 % de la población regional y la prevalencia en el último mes es de 3,10 % de la población regional, lo que resalta la urgente necesidad de fortalecer los sistemas de salud mental en Latinoamérica.
Los trastornos más frecuentes fueron la fobia específica y el trastorno de ansiedad social, con mayor incidencia en mujeres. Asimismo, encontró que la alta prevalencia está significativamente asociada con factores socioeconómicos regionales, como la desigualdad económica y de género.
Antonia Errázuriz, psicóloga por la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile, maestra en Estudios de Salud Mental por el King 's College London y doctora en Psiquiatría por la Universidad de Cambridge, y actual miembro de la Pontificia Universidad Católica de Chile, autora principal del artículo, señala que Latinoamérica es una región diversa y compleja, pero al mismo tiempo comparte elementos en común. Desde ese punto de partida, teníamos el interés de comprenderla más a fondo, impulsados por la idea de que existe una identidad regional propia, con un idioma predominante y una historia colonial compartida. Queríamos analizar sus particularidades económicas, sociales y de desarrollo, y cómo estas podrían estar asociadas con la prevalencia de los trastornos de ansiedad.
El Dr. Erasmo Saucedo, profesor-investigador del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Nuevo León, doctor en Medicina y maestro en Neurociencias por el Instituto de Altos Estudios Universitarios de España, especialista en Psiquiatría, que no participó en el estudio, comentó: Latinoamérica es una región con características específicas, particularmente relacionadas con altos niveles de violencia e inseguridad, asociados al desarrollo de estrés y trastornos de ansiedad. Sobre todo, la desigualdad social es sumamente marcada a diferencia de otras regiones del mundo, lo que favorece el desarrollo de estos trastornos.
La investigación hizo una revisión sistemática en la que analizaron los trastornos de ansiedad y su asociación con cuatro indicadores macroeconómicos: Índice de Desarrollo Humano (IDH), Distribución del Ingreso (Índice de Gini), Desigualdad de Género (Índice de Desigualdad de Género) y Tasa de Homicidios Dolosos.
Los investigadores explican por qué seleccionaron estos indicadores específicos. Hay que reconocer que existe limitada información sistemática sobre las condiciones materiales de vida que se recopilan regularmente. Utilizamos datos capturados por instituciones para entender si las condiciones materiales cotidianas y el contexto físico de las personas se correlacionan con la salud mental, recurriendo necesariamente a macroindicadores, dado que los países mantienen registros consistentes de estos datos.
La región tiene diversas características particulares, incluyendo una población expuesta a un elemento que sabemos es muy nocivo para la salud mental: la pobreza. Esto la hace un escenario interesante para entender cómo la pobreza, la exclusión y la marginalidad van muy de la mano con los indicadores de salud mental.
La evidencia global generalmente sugiere que, a mayor desarrollo humano y económico, aumenta la prevalencia de trastornos mentales diagnosticados, un fenómeno curioso posiblemente relacionado con necesidades básicas resueltas y mayor conciencia sobre salud mental. Sin embargo, el estudio reveló que en Latinoamérica esta relación opera de manera inversa: a mayor desarrollo humano, menor prevalencia de trastornos de ansiedad. Esta particularidad regional podría explicarse por el contexto de países emergiendo de la pobreza extrema, con desarrollo económico sostenido en las últimas dos décadas.
Por otro lado, los análisis mostraron que la prevalencia de cualquier trastorno de ansiedad fue consistentemente más alta en mujeres que en hombres en todos los periodos evaluados, tendencia reportada globalmente. En el caso particular de las mujeres en la región, diversos factores podrían explicar la mayor prevalencia, como el papel social asignado en los diferentes países y las desigualdades en la remuneración laboral. Es importante considerar que, aunado a los factores socioeconómicos, las mujeres tienden a reportar con mayor frecuencia los trastornos de ansiedad. Además, existe la influencia biológica y hormonal, así como por una mayor disposición para buscar ayuda y reportar síntomas.
El Dr. Saucedo añade que la desigualdad económica y social, el difícil acceso a la salud, la violencia hacia las mujeres, además del rol social asignado en diferentes países de la región, en combinación con factores biológicos, explican estas diferencias por género. Las políticas deben enfocarse en la promoción de la salud, abordar aspectos sociales y económicos, y garantizar el reconocimiento de la situación para implementar soluciones acordes a cada país, incluyendo parámetros más amplios como grupos vulnerables.
Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países deberían contar con políticas estructuradas de salud mental. En los estudios de la región existe mucha heterogeneidad y escasa coordinación. La salud mental puede monitorearse sistemáticamente no solo mediante encuestas poblacionales, sino a través de datos clínicos sobre motivos de consulta y eficacia de tratamientos. Se debe enfatizar la importancia de la situación e incrementar el conocimiento y las colaboraciones. La tecnología y redes sociales pueden ser plataformas que ayuden a la difusión y promoción de la salud. El acceso a la información impactará de forma contundente y podría utilizarse en toda la región.
El Dr. Saucedo coincidió en que este tipo de investigaciones son fundamentales para entender las características propias de la región e implementar estrategias acordes al contexto. Visualizó la necesidad de integración regional para las investigaciones porque se trata de una región que comparte similitudes, lo que debería ser el motor para estrechar lazos, y subrayó que Latinoamérica tiene el personal y la capacidad científica para abordar estos desafíos.
Las estrategias no deberían enfocarse exclusivamente en el sector salud, sino articularse con estrategias multidisciplinares incluyendo la esfera social, política y demás áreas del quehacer humano. Además, Latinoamérica representa un escenario atractivo para la investigación, con condiciones particulares y una sólida capacidad investigativa. Disponemos de capital humano avanzado. La región debe aprovechar sus características distintivas, establecer colaboraciones internacionales y mejorar la uniformidad en las metodologías de investigación.
Referencia
Errazuriz A, Avello-Vega D, Passi-Solar A, Torres R, y cols. Prevalence of anxiety disorders in Latin America: a systematic review and meta-analysis. Lancet Reg Health Am. 25 Mar 2025; 45:101057. doi: 10.1016/j.lana.2025.101057. PMID: 40225404. Fuente
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