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¿Qué tan pronto es pronto?

Actualizado: 1 jul 2020






CAROLINA JATIVA

Psicóloga Clínica

Miembro del Foro Analítico del Campo Lacaniano-Ecuador







“La nostalgia no es un sentimiento estético, ni siquiera está ligada al recuerdo de la felicidad, se siente nostalgia de un lugar simplemente porque uno ha vivido allí, poco importa si bien o mal, el pasado siempre es bonito, y también el futuro, sólo duele el presente y cargamos con él como un absceso de sufrimiento que nos acompaña entre dos infinitos de apacible felicidad.” (Houellebecq, 2019).


Quizás, el recuerdo y su afecto disponen un ordenamiento tal, que aseguran ciertos retornos, quizás, la realidad se nos revela a través de la experiencia en un arreglo desproporcionado, parecería que la nostalgia se manifiesta como un registro de horas y lugares, de condiciones distintas, que cuestionan o que desdeñan los manejos y presencias actuales, “sólo duele el presente”, una aseveración que da consistencia a algo que carece de ella, al describirle lo hace menos extraño no menos doliente, una profecía que nos señala que, hoy, al no saber a dónde ir, o que hacer, queda la promesa de que mañana o después, algo nos espera por fuera del sufrimiento actual. Una revelación que justifica nuestros malestares y esperanzas, sujetadas o sometidas al paso del tiempo.


El tiempo, por su parte, es una referencia curiosa, “una dimensión física que representa la sucesión de estados por los que pasa la materia ” (RAE, 2020); una medida que organiza nuestros modos de vida pero que sin embargo se apoya en ellos, pensemos en el día, la noche, las estaciones, las cosechas, los cuerpos atenuados del cansancio, los dioses, lo sagrado, los conventos y clepsidras, astrónomos, relojeros, el nacimiento y la muerte, (Attali, 2015). el tiempo tiene historia, también ciencia, (física- filosofía), pero ello solo adquiere valor en tanto pueden acompañar una representación particular de la vida de cada hombre, esto es, en el recuerdo; recuerdos tales como, nuestro día de nacimiento, el de nuestros seres queridos, un buen día como el último de clases, o el primero de noviazgo, días más comunes como el 8 de marzo de 1999, más conocido por la declaración de un feriado bancario de 24 horas, que finalmente duró 5 días; la clasificación al mundial de futbol en 2006, el 2 octubre de 2019, cuando se promueve una revuelta del pueblo inconforme frente a las medidas económicas adoptadas por el gobierno, el 12 marzo de 2020, cuando somos llamados a permanecer en cuarentena por una emergencia sanitaria que recorre el mundo, mermando la vida de muchos y cuestionando las convenciones sociales, políticas, económicas y personales. ¿quién desconocería la frase “todo tiempo pasado fue mejor”?, si bien es cierto, una frase conocida, no hace menos extraño lo vivido y lo que queda por vivir, nos devuelve una aporía; queda por decir, que ni tan bueno el pasado ni tan doloroso el presente, ¿qué nos queda, sino la infatuación de nuestras exigencias?, el tiempo, implacable nos acompaña, nos mide, pero no supone ninguna respuesta, y nada más desolador que vernos frente a él con más sentido que el que le hemos otorgado, “si el tiempo todo lo cura”, queda por suponer que los males de hoy, serán las ensoñaciones nostálgicas de mañana, no puedo imaginar aún que se diga, “¿te acuerdas que bien estábamos en cuarentena?”, y en las contingencias de nuestras historias algo de eso puede tocarse sin ser necesario extrañarlo. ¿qué tan pronto pasará este doloroso presente al recuerdo?, o ¿qué tan pronto recuperaremos la vida que hemos venido perdiendo en cuarentena?, ¿qué tan pronto despertaremos a las insidiosas olas de realidad política, social y económica que nos implican?, ¿qué tan pronto es pronto?


Sin más intención que conmover puedo decir al respecto que la medida al pronto más que al tiempo cronológico respeta al tiempo de cada uno y que no por ello deja de ser imperativo y común.

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