Dr. Adrián Lozano B.
Psiquiatra
Centro Ambulatorio de Salud Mental ASLB
La especie humana a lo largo de su historia ha sido impactada por muchas adversidades algunas, generadas por la naturaleza y otras, no menos severas, provocadas por el complejo psiquismo del ser humano, que en más de una ocasión se ha puesto al borde de su extinción. Una y otra vez las crisis que enfrentamos nos han servido para reflexionar sobre el rumbo que estuvimos dando a nuestras existencias, lamentablemente, la memoria colectiva se desvanece con las nuevas generaciones que, al no haber vivido el sentimiento de temor, olvidan las lecciones que deberían haber recibido como resultado de una convicción sensata sobre lo que somos, como bien lo anoto Albert Camus, una especie que habita en un planeta insignificante en la inmensidad del cosmos.
Nos hemos definido como una especie Dialéctica, eminentemente racionalista, sin embargo, por las evidencias de cómo se ha dado nuestra evolución, está llena de errores que los repetimos, parece ser, que nuestra naturaleza psíquica esta fuertemente dominada por componentes emocionales y sociales, a los cuales, paradójicamente los hemos relegado a un segundo plano, priorizando aspectos de nuestra comodidad material que se han potencializado a partir de la revolución Industrial, que nos ha vuelto Homos Laborabilis, inmersos en un mercado de producción y consumo, en el que damos prioridad a la economía sobre nuestra humanidad. Afortunadamente, siempre han existido seres iluminados, que han levantado su voz de protesta, no de una manera violenta, sino, basados en profundas convicciones orientadas a recobrar la sensatez de nuestras existencias; con base en la practica de valores éticos y morales, no como, instrumentos represivos, sino como liberadores de la injusticia, la corrupción, la discriminación y demás antivalores, que poco a poco, nos han sumido en el individualismo, sectarismo, nacionalismo, regionalismo, etc. Dentro de estos pensadores están los Filósofos Estoicos, entre los más destacados Epicteto, Seneca, Marco Aurelio y por supuesto, su fundador, Zenón de Citio, sin cuyos aportes, las religiones, el budismo y muchas corrientes científicas, como la Psicología, Sociología, Antropología, Psiquiatría no habrían alcanzado los niveles de desarrollo actual. Aportes como el de Aristóteles y su Ética a Nicómaco (su hijo) y por supuesto el superlativo Baruch de Espinoza que, en su Libro de Ética, nos acerca profundamente a la comprensión de Dios y su visión del panteísmo, que nos ilustra claramente a cerca de la convivencia armónica y respetuosa que debería existir siempre entre el ser humano y la Naturaleza, un significativo adelanto en la visión ecologista que hoy tanto nos preocupa.
En el campo de la Psicología y la Psiquiatría, las corrientes filosóficas mencionadas, nos han adentrado en la comprensión de la compleja espiritualidad humana y su percepción del DOLOR y SUFRIMIENTO; que son los elementos claves del enfermar de la psiquis y, que de acuerdo a los diferentes rostros que presentan, se han elaborado guías diagnósticas elementales, que han ido cambiando a lo largo de los años, desde una visión mas filosófica, sociológica, psicológica y antropológica; a un reduccionismo biológico, que intenta ver en el cerebro, la única fuente de la Enfermedad Mental, limitando ingenuamente el papel de la sociedad, la familia, la economía y demás elementos culturales y espirituales que intervienen en la construcción de nuestra Salud Mental, la cual una vez fragmentada, difícilmente será recuperada con alguna PILDORA de la FELICIDAD.
Tampoco podemos desconocer los avances Neurocientificos, que en las tres últimas décadas han contribuido con valiosos aportes en el conocimiento de la conducta Humana, en especial en el campo de la Genética, que a groso modo señala dos elementos básicos, por los cuales puede surgir la Enfermedad Mental o más apropiadamente expresado El SUFRIMIENTO HUMANO.
El primer elemento lo constituyen Los Factores Genéticos Propiamente dichos, es decir las alteraciones de la expresión genética y el ADN del núcleo neuronal, con los que nace un individuo y son fruto de una transmisión heredada de sus antepasados y que frecuentemente pueden dar lugar al desarrollo de La Enfermedad Mental, que muchas veces requerirá de un soporte terapéutico de por vida.
El segundo elemento son Los Factores Epigenéticos, que hacen referencia a todas las modificaciones de la expresión de la los genes y del ADN, del núcleo de las neuronas, que no son el resultado de La Herencia, sino, de la influencia de Factores Ambientales (sociales, culturales, económicos, etc.) que a través de un aprendizaje POSITIVO ( apoyo afectivo, estabilidad familiar, estabilidad económica, educación con valores Éticos y Morales, entre otros ), o TRAUMÁTICO (carencia afectiva, maltrato, sobreprotección, Discriminación, marginalidad ,pobreza, bajo nivel de educación etc.), hacen la diferencia entre personas estables psíquicamente (buena capacidad de adaptación psíquica ante la adversidad, alta resiliencia) o vulnerables (mala capacidad de adaptación psíquica ante la adversidad, baja resiliencia), en los que en cualquier momento de sus vidas y ante algún detonante (pandemia, crisis económica, guerra), pueden aparecer con mayor facilidad problemas de conducta (depresión, ansiedad, suicidio, consumo de drogas, divorcios, agresividad, inclusive psicosis.) Estos aportes Neurogeneticos, le valieron el reconocimiento del Premio Nobel de Medicina a un Brillante Psiquiatra, el Doctor Eric Kandel, que aunados a la investigación psicosocial, de cómo ¨El medio Ambiente modela nuestro cerebro y conducta” del Dr León Eisenberg ,Psiquiatra de Harvard , a quien tuve la suerte de conocer personalmente en mis primeros años de ejercicio profesional, y cuya visión de la Salud Mental, me influyeron positivamente en cual debía ser el Enfoque Terapéutico Adecuado ante el ser Humano Doliente.
En nuestra practica psiquiátrica, hemos visto que, los Trastornos Mentales Crónicos Degenerativos, fruto de la Herencia, apenas alcanzan el 5% de la totalidad de los usuarios de los servicios médicos; el gran volumen de pacientes (95% ) que acuden, no solo al consultorio del Psiquiatra, sino también del Internista, Neurólogo, Cardiólogo, Neumólogo, Gastroenterólogo, lo hacen por problemas del día a día que les producen sufrimiento, fruto de una vulnerabilidad que requiere ser comprendida para evitar una prescripción a priori, que solo resuelva los síntomas y enmascare la verdadera fuente de su malestar psíquico. En este aspecto hace dos siglos, el Dr. Sigmund Freud en su Obra ‟Psicología de la Vida cotidiana”, analizó la vulnerabilidad psicológica fruto de un aprendizaje traumático en la infancia y sus repercusiones en la vida adulta y como tratarlos.
En un futuro no muy lejano los trabajadores de Salud Mental deberemos dejar a un lado la practica reduccionista que prioriza el uso de los manuales de clasificación, cuya única finalidad parece ser el Etiquetar Estadísticamente a las personas en un diagnóstico, que no explica, ni ontogénicamente, ni ontológicamente la conducta humana; Y deberemos enfocarnos más, en profundizar el estudio de elementos filosóficos, psicológicos, culturales, de neurogenética y neurocuántica (procesos micro moleculares), que de seguro aportaran bases más firmes a la hora de comprender nuestra fortaleza o vulnerabilidad psíquica, así como el destino de nuestra especie en este pequeño planeta tan maltratado y contaminado.
Hasta tanto debemos enfocar nuestro trabajo en la prevención, fortaleciendo la capacidad psíquica de adaptación ante la adversidad, mediante la educación comunitaria, para que actuemos oportuna y adecuadamente en la formación de los niños, basados en, elementos afectivos positivos, con madurez, amor y formación en valores elevados como respeto, solidaridad, honestidad, generosidad, aprendidos en base al ejemplo más que, al de una lectura teórica programada en una computadora.
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