Cada 24 de julio se celebra el Día Mundial del Autocuidado, una fecha en la que se promueve la salud física y mental, cuidándonos a nosotros mismos. El autocuidado hace referencia a todas las acciones y decisiones que tomamos, y que están enfocadas a mantener o mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.
Según la Organización Mundial de la Salud, las personas viven más tiempo en comparación con años anteriores. Se estima que para el 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. Aunque esto implica una mayor esperanza de vida, es esencial tener en cuenta que no todos disfrutarán de buena salud durante esos años. Aquí es donde el autocuidado adquiere relevancia, ya que se convierte en la clave para mantener una buena salud a lo largo de toda la vida.
Llevar estilos de vida saludables basados en una dieta rica y variada, hacer ejercicio de forma habitual para evitar problemas derivados del sedentarismo o el exceso de peso, o evitar el consumo de sustancias dañinas para nuestro organismo como el alcohol o el tabaco, son acciones recomendadas para mejorar el autocuidado.
La importancia de cuidarnos a nosotros mismos es capital para mantenernos saludables. Por eso, mejorar el conocimiento y la concienciación en este aspecto también contribuye a que cada vez más personas sean conscientes de este hecho.
Independientemente del estado de salud o de si tenemos alguna condición previa, el autocuidado siempre es necesario. En algunos casos, nos ayuda precisamente a prevenir complicaciones derivadas de malos hábitos y a evitar algunas enfermedades; en otros, contribuye a evitar complicaciones derivadas de un mal control de alguna enfermedad que suframos.
Mejorar el autocuidado requiere de un pequeño esfuerzo por nuestra parte, independientemente de nuestra condición. Llevar una vida sana, alimentándonos correctamente. siendo activos, y sin abusar de sustancias nocivas, implica ser conscientes de los riesgos que podemos sufrir, y de los beneficios que obtenemos.
En los últimos años, la salud mental también ha ido adquiriendo cierta relevancia debido al impacto que puede tener sobre nuestra vida. Por eso, también ha ido ganando peso en cuando a autocuidado se refiere. Evitar el estrés, pedir ayuda a nuestro entorno si la necesitamos, o incluso buscar ayuda profesional si consideramos que puede ser beneficiosa para nosotros, son aspectos a tener en cuenta de cara a mejorar el autocuidado en el plano psicológico y emocional.
El autocuidado empieza por la voluntad de uno mismo de estar sano en todos los aspectos que dependen de nosotros. Sabemos que no siempre es posible, y que hay ciertas situaciones que escapan a nuestro control, pero también sabemos que hay mucho trabajo que podemos hacer por nuestra parte. Por eso, cada 24 de julio se celebra este Día Internacional del Autocuidado: para recordarnos la importancia de cuidarnos a nosotros mismos.
Relación del autocuidado y la esperanza de vida
El autocuidado está directamente relacionado con la esperanza de vida, para la doctora Pamela Cabezas, médico internista del Hospital de los Valles de Quito, “alcanzar una edad adulta con un buen estado de salud es multifactorial, puesto que dependerá el estilo de vida de cada individuo. El estado orgánico, psicológico y emocional, una alimentación adecuada, la práctica de ejercicio regular y el manejo de problemas de salud son elementos cruciales que influyen en la calidad y cantidad de años de vida” acota la especialista.
Señala también que desde la etapa infantil se debe contar con hábitos saludables y mantener controles periódicos. La detección temprana de condiciones médicas puede marcar una gran diferencia en la prevención y el tratamiento de enfermedades graves como: Cardiopatía isquémica, accidentes cerebro vasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e Infecciones respiratorias inferiores.
La doctora Cabezas enfatiza que todas estas patologías pueden prevenirse mediante la adopción de un estilo de vida saludable que incluya una alimentación sana, 150 minutos de ejercicios aeróbicos por semana, evitar hábitos dañinos como el consumo de alcohol y tabaco, entre otros factores de riesgo.
Además de los hábitos de vida, la genética también influye en la esperanza de vida. “Si tenemos ascendencia con esperanza de vida larga, es probable que nosotros también la tengamos, siempre y cuando nos cuidemos.”, recalca Cabezas.
El autocuidado tiene un impacto directo en la esperanza de vida. Mantener un estilo de vida saludable, seguir una dieta adecuada, realizar controles médicos regulares y tomar medidas preventivas pueden marcar la diferencia en la calidad de vida de una persona en los años venideros. Es esencial tomar conciencia de la importancia del autocuidado para vivir una vida larga y saludable.
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