El consumo de alcohol es un factor de riesgo conocido para los cánceres digestivos.
Investigadores del Seoul National University Hospital, en Seúl, República de Corea, presentaron los resultados de un estudio e indicaron que la bebida frecuente puede ser más peligrosa que el exceso de bebida en relación con los cánceres digestivos.
El artículo publicado en JAMA Network Open, señala que los episodios repetidos de consumo de alcohol incluso en cantidades de alcohol más bajas pueden tener un mayor efecto carcinógeno sobre los órganos digestivos que el consumo de cantidades más grandes de alcohol con una frecuencia más baja, a niveles semanales.¹
Un posible motivo de la diferencia en el riesgo puede ser que la "agresión carcinógena" crónica por el consumo de alcohol con regularidad puede promover el desarrollo de cáncer, mientras que los episodios de ingesta de alcohol menos frecuentes pueden permitir la recuperación fisiológica, afirmaron los autores.
El estudio incluyó a 11'737.467 participantes de la base de datos del sistema de salud nacional coreano que no tenían cáncer y que participaron en un programa de cribado nacional en enero de 2009 y diciembre de 2010.
Se les efectuó seguimiento desde el año posterior al cribado hasta que recibieron un diagnóstico de cáncer digestivo, murieron, o hasta fines de diciembre de 2017.
Durante una mediana de seguimiento de 6,4 años, 319.202 (2,7%) de los participantes en el estudio desarrollaron un cáncer digestivo.
Los consumidores de alcohol que toman un vaso de vino o cerveza durante la cena todos los días pueden desarrollar más cáncer que las personas que esporádicamente consumen varias bebidas.
El aumento del riesgo asociado con el consumo de alcohol fue dependiente de la dosis.
En comparación con quienes no consumían alcohol, el riesgo de desarrollar cáncer digestivo fue más alto para los bebedores leves (hazard ratio ajustado [HRa]: 1,04; IC de 95% [IC 95%]: 1,03 a 1,05), los bebedores moderados (HRa: 1,14; IC 95%: 1,12 a 1,15) y los bebedores intensos (HRa: 1,28; IC 95%: 1,26 a 1,29), después del ajuste con respecto a edad sexo, ingresos económicos, antecedente de tabaquismo intenso, ejercicio regular, índice de masa corporal, diabetes, hipertensión y dislipidemia.
Hubo una asociación lineal entre la frecuencia de la bebida y el riesgo de cáncer digestivo, con un hazard ratio ajustado de 1,39 para los individuos que refirieron beber todos los días (IC 95%: 1,36 a 1,41). El riesgo para cáncer digestivo aumentó con el consumo de 5 a 7 unidades por ocasión (HRa: 1,15). No hubo incrementos similares con una mayor ingesta, incluida la ingesta de 8 a 14 unidades por ocasión (HRa: 1,11; IC 95%: 1,09 a 1,12), e incluso hasta más de 14 unidades por ocasión (HRa: 1,11; IC 95%: 1,08 a 1,14), en comparación con una ingesta de 5 a 7 unidades por ocasión.
Con niveles similares de consumo de alcohol semanal, el riesgo de cáncer digestivo aumentó con una mayor frecuencia de bebida y disminuyó con una mayor cantidad por ocasión.
En la mayoría de estudios previos solo se evalúa el consumo de alcohol como una cantidad total, por ejemplo, bebidas por ocasión multiplicadas por ocasión por semana igual a bebida por semana y gramos por semana. Pero no se sabía si la bebida frecuente en pequeñas cantidades era más dañina que el exceso de bebida, con un nivel similar de bebida total.
El mayor riesgo asociado con la bebida frecuente fue generalmente similar con respecto a cáncer pancreático, esofágico, gástrico, colorrectal y biliar.
Una excepción fue el cáncer de hígado, que demostró una ligera disminución del riesgo en bebedores leves (HRa: 0,01; IC 95%: 0,89 a 0,93).
Cabe hacer notar que la relación entre la ingesta de alcohol y la incidencia de cáncer digestivo fue más baja en mujeres que en hombres en lo referente a consumo semanal, frecuencia y cantidad de alcohol ingerido por ocasión.
Las asociaciones entre la bebida y el tipo de cáncer para los cánceres esofágico y hepático fueron similares entre hombres y mujeres. Sin embargo, el riesgo relacionado con el alcohol para los cánceres colorrectal, biliar y pancreático fue menos prominente para las mujeres.
Un factor que podría explicar el aumento del riesgo de cáncer digestivo con la bebida frecuente es que el consumo regular de alcohol "promueve la acumulación de divisiones celulares en las células progenitoras que mantienen los tejidos en homeostasis", explicaron los autores.
Otra posible explicación es que el consumo de alcohol a largo plazo puede favorecer la carcinogénesis, mientras que la exposición menos frecuente podría permitir la "homeostasis fisiológica", experimentos in vivo han demostrado que la duración y la dosis de consumo de alcohol se han vinculado con el desarrollo de cáncer, afirmaron los autores.
Es importante señalar que los hallazgos respaldan la importancia de reducir la frecuencia del consumo de alcohol para prevenir el cáncer.
Expertos del Research Center for Hauora and Health, Massey University, en Wellington, Nueva Zelanda, señalaron que además de respaldar el vínculo conocido entre alcohol y cánceres del esófago, colorrectal y del hígado, el estudio "fortalece la evidencia de una función del alcohol en los cánceres gástrico, de vías biliares y páncreas".²
En comparación con los no bebedores, quienes reportaron beber intensamente tuvieron muchas más probabilidades de ser fumadores (51,6% frente a 9,0%). Sin embargo, en el estudio se hizo el ajuste con respecto al tabaquismo. Puesto que los investigadores hicieron el ajuste en relación con el tabaco, este último hallazgo en torno a la asociación con cánceres del estómago, vías biliares y páncreas es particularmente informativa, indicaron.
Una salvedad importante es que se sabe que más de una cuarta parte de la población coreana tiene una forma inactiva del gen de la aldehído deshidrogenasa (ALDH2) que podría tener efectos sobre el metabolismo del alcohol al igual que sobre el riesgo de cáncer, destacaron los investigadores.
Este polimorfismo común en ALDH2 (ALDH2 rs671 [c. 1510G > A (Glu504Lys)]) tiene efectos paradójicos, señalaron, incrementa el nivel de acetaldehído en la sangre de bebedores, lo que a su vez aumenta el riesgo de cáncer debido a que el acetaldehído es una sustancia clave en la carcinogenicidad de las bebidas alcohólicas.
Por otra parte, la acumulación de acetaldehído y la respuesta de enrojecimiento resultante son tan desagradables que tienden a reducir el consumo de alcohol en las personas con el alelo Lys. Por consiguiente, los resultados del estudio pueden no ser generalizables a una población en la que la distribución de la variación en la enzima ALDH2 es diferente, concluyeron.
La prevalencia más baja de la forma inactiva (en Norteamérica, por ejemplo) significaría que la prevalencia más baja no fue una constante en la conducta de bebida de los individuos como lo es para algunas personas en Corea. Por otra parte, la infranotificación del consumo de alcohol es una limitación bien documentada de estudios que implican la evaluación del consumo de alcohol. Las personas tienden a subestimar el consumo de alcohol.
Referencias
1. Yoo JE, Wook DS, Han K, Kim D, y cols. Association of the Frequency and Quantity of Alcohol Consumption With Gastrointestinal Cancer. JAMA Netw Open. 2 Ago 2021;4(8):e2120382. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.20382. PMID: 34406403. Fuente
2. Potter JD. Alcohol and Gastrointestinal Cancers in Korea-Risk, Inactive Genes, and Missing Alcohol. JAMA Netw Open. 2 Ago 2021;4(8):e2120775. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2021.20775. PMID: 34406406. Fuente
Comments