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MENOPAUSIA MITO O REALIDAD

Actualizado: 1 nov 2021




Wellington Aguirre S.

Doctor en Medicina y Cirugía / Especialista en Ginecología y Obstetricia. Endocrinología Femenina.






La menopausia es un evento biológico universal que marca la culminación definitiva de la vida reproductiva de la mujer, es parte del normal proceso del envejecimiento y señala el inicio de un nuevo periodo, la post menopausia. Esta, que actualmente se extiende al menos por un tercio de su vida, suele estar matizada, por un heterogéneo grupo de síntomas que son resultado de la carencia crónica de hormonas ováricas y la inevitable convergencia de los procesos del envejecimiento.


Destacan en esta época los síntomas vasomotores o bochornos que afectan hasta al 80% de mujeres, especialmente los primeros años que siguen a la menopausia. Es uno de los síntomas más representativos de este período, sin embargo, no es el más común, determinándose que las alteraciones en la estabilidad emocional, el sueño y los dolores articulares, pueden presentarse con mayor frecuencia. No todos se manifiestan simultáneamente en la misma mujer, y dependiendo de su intensidad suelen alterar negativamente su calidad de vida.


Es frecuente en la post menopausia el incremento del peso corporal. Suele iniciarse varios años antes de la menopausia y obedece a inapropiados hábitos dietéticos, disminución de la actividad física y contribuyen los cambios hormonales propios de la época. El tejido adiposo, se incrementa progresivamente, pero además se altera su distribución corporal, favoreciendo su acumulación abdominal, en donde conocemos se producen una variedad de substancias con efectos locales y sistémicos que inducen cambios en el metabolismo lipídico, de los hidratos de carbono, sensibilidad a la insulina, que conducen a hipertensión arterial y al establecimiento de Síndrome Metabólico con sus secuelas negativas en la progresión de aterosclerosis, e incremento del riesgo cardiovascular .


Las afecciones cardiovasculares entendiéndose como tales al infarto al miocardio, accidente cerebro vascular y los problemas tromboembólicos, son realmente la primera causa de muerte en la mujer durante la post menopausia, superan con largueza a las causas oncológicas erróneamente consideradas como las más relevantes. Esta evidencia epidemiológica es la que impulsa a que con acuciosidad se investiguen, controlen y prevengan algunos factores de riesgo cardiovascular, que en la mujer se incrementan sensiblemente desde años antes de la menopausia. Al respecto la implementación de medidas como mantener un peso adecuado, dieta saludable, ejercicio físico regular y abandonar hábitos nocivos, son la base para la prevención primaria de eventos cardiovasculares en la mujer.


No menos importantes y frecuentes son los cambios en el metabolismo mineral del hueso. Estos también se precipitan por la carencia de hormonas ováricas; conducen a que disminuya el contenido mineral del hueso afectando finalmente su estructura. Disminuye su fortaleza, tornándolo frágil, delicado, susceptible a fracturas, especialmente cuando dada la magnitud de la pérdida, ya se ha establecido la Osteoporosis.


Simultáneamente a las alteraciones del metabolismo mineral, e inclusive antes, se inicia la pérdida progresiva de la masa muscular o sarcopenia, pérdida que aun en el envejecimiento saludable es inevitable. Esta contribuye a las alteraciones del contenido mineral del hueso y a través del tiempo es un factor que favorece a las caídas, cambios posturales y dificultades en la marcha de la mujer que envejece.

Los genitales externos e internos, junto con las vías urinarias bajas, a partir de la menopausia, sufren sensibles cambios que conducen a su atrofia. Consecuencia de esta, suele perturbarse la vida sexual de la mujer debido a infecciones, dispareunia, y disminución de la libido.


Simultáneamente se presentan cambios en sus hábitos miccionales, pérdidas de orina e infecciones urinarias recurrentes, cuadro al que actualmente se denomina Síndrome Génito Urinario de la Menopausia (SGM).


El deterioro cognitivo en la mujer post menopáusica es motivo de intensa investigación, se considera que es influenciado fundamentalmente por los procesos naturales del envejecimiento, no obstante abundante evidencia científica apunta a que las hormonas ováricas tiene un papel crucial en el mantenimiento estructural y funcional del sistema nervioso central; su carencia favorecería procesos neurodegenerativos como la demencia senil, más frecuente en la mujer que en el varón.


Es poco común, pero es cada vez más frecuente que durante la post menopausia la mujer consulte por síntomas que se inician o se precipitan en esta época como: fibromialgia, eritromelalgia, glosodinia o síndrome de boca ardiente, síndrome de ojo seco, astenia crónica, adinamia, etc., los que son más frecuentes en la mujer que en el varón de la misma edad.


Variados son los recursos terapéuticos con los que contamos actualmente para el control de los síntomas de la post menopausia, destacando la Terapia Hormonal de la Menopausia (THM) con estrógenos o con estrógenos más una progestina, la que de acuerdo a los lineamientos actuales para su uso, se constituyen en la primera opción, por su efectividad, para el control de los síntomas vasomotores, tornándose en un valioso recurso que juiciosa y prudentemente empleado minimiza posibles efectos secundarios. Cuando no es factible su empleo los inhibidores del recambio de Serotonina, (ISRS) de Noreprinefrina (ISRNA) e inclusive la Gabapentina tienen una aceptable eficacia. Recientemente los antagonistas del receptor de neurokinina 3 han demostrado ser eficaces en el control de los síntomas vasomotores, lo que ofrece expectativas reales para su control no hormonal.


En la prevención y tratamiento de la osteoporosis se emplean con éxito algunos agentes terapéuticos, la mayoría de ellos con efecto antirresortivo. Estos conducen durante su empleo prolongado a la disminución significativa del riesgo de fracturas, siendo su tasa de efectos adversos más bien baja. Son una realidad los anticuerpos monoclonales humanizados con propiedades antirresortivas e inclusive osteoformadoras, estos últimos, que propician la formación de nuevo hueso e inhiben su resorción, disminuyen en forma rápida y significativa el riesgo de nuevas fracturas. Se tornan imprescindibles en la prevención y tratamiento de la osteoporosis medidas como la ingesta suficiente de calcio, actividad física regular, complementación de Vitamina D en dosis terapéuticas y la rehabilitación física.


Para el SGM las terapias locales con lubricantes hidrosolubles y humectantes son útiles en casos leves, mientras la terapia estrogénica local tiene una comprobada eficacia para casos más severos. Ofrecen buenas perspectivas, en pacientes seleccionadas, los derivados androgénicos de aplicación tópica y la terapia laser.

Hoy conocemos que la menopausia y post menopausia son una realidad biológica inevitable en la vida de la mujer. Conocemos que son períodos generalmente sintomáticos al irrumpirse negativamente su homeostasis por la ausencia definitiva de hormonas ováricas. Hemos aprendido que el manejo terapéutico de sus síntomas clínicos no debe estar centrado en el único y exclusivo control de los síntomas vasomotores, debe ir más allá, debe ser integral buscando siempre mejorar o restablecer su calidad de vida.


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