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Neuropsicobiología del llanto, la amígdala y las emociones:

Actualizado: 1 jul 2021

Lágrimas de todos en el mensaje presidencial de Guillermo Lasso


Dr. Edmundo ESTEVEZ M.

Carrera de Medicina UCE


Dra. Alicia ZAVALA C.

Carrera de Medicina PUCE-Ambato


El misterio de las lágrimas

Las lágrimas han fascinado a la humanidad durante siglos. Esto no es sorprendente: las lágrimas son conspicuas y no se puede negar su poder. El llanto es una parte omnipresente del repertorio conductual y emocional de todo ser humano sano. Permea nuestras vidas desde el principio (por ejemplo, "el grito primordial") hasta la muerte. Si vemos a alguien llorando, es difícil, si no imposible, ignorarlo (…).

Vingerhoets, A, 2013
















La naturaleza humana del llanto


La producción de lágrimas emocionales parece ser propia y exclusiva del Homo Sapiens. A pesar de la singularidad de este comportamiento eminentemente humano, las contribuciones científicas apenas comienzan a descubrir los fundamentos neurobiológicos del llanto emocional humano. Los hallazgos y aportes neuroanatómicos, neuroquímicos y psicofisiológicos proporcionan una breve descripción general de este ámbito del conocimiento junto a la necesaria revisión de los antecedentes evolutivos y las funciones del llanto entre lágrimas.


Otro aspecto significativo del llanto humano incluye los cambios relacionados con la edad, los antecedentes que evocan la respuesta del llanto, así como el desarrollo diferencial con relación al género (las mujeres adultas lloran en promedio 5,3 veces entre 5 a 6 minutos y los hombres adultos 1,3 veces entre 2 a 3 minutos y por mes). Los humanos adultos derraman sus lágrimas emocionales típicamente en los eventos más importantes de sus vidas, incluidos eventos positivos como graduaciones, bodas y el nacimiento de niños, así como eventos negativos como los viajes y las despedidas que involucran separación y pérdida de familiares o amigos. Sin embargo, dada la frecuencia del llanto emocional en los seres humanos adultos, se conoce que la mayoría de las veces lloramos en situaciones relativamente triviales como el enfrentar conflictos y frustraciones menores, así como reacciones a películas, fotografías y cierta música (Trimble M, 2012).


La producción de lágrimas representa solo uno de tantos aspectos importantes del llanto emocional humano. Aunque las lágrimas y las vocalizaciones de angustia son los aspectos más característicos del llanto, hay más cosas en la cara cuando una persona llora. El llanto generalmente implica la activación de varios músculos faciales, junto a un estado psicológico específico que se asocia con la conducta emocional. Esto implica la sucesión de innumerables conexiones con varias estructuras cerebrales y nervios específicos que orquestan la participación de la musculatura facial y los circuitos neurales que respaldan las conductas reguladoras y de respuestas emocionales asociadas (Bylsma, LM, Gračanin, A. y Vingerhoets, A. (2019).


La anatomía e inervación neural del aparato lagrimal y estructuras asociadas, comprende los siguientes elementos:

  1. El sistema vocal encargado de la producción de vocalizaciones de angustia incluye la actividad laríngea, movimientos respiratorios y actividad supralaríngea (articulatoria).

  2. La musculatura facial involucrada en el llanto son M. frontalis, M. corrugator, M. orbicularis oculi, así como el M. zygomaticus, M. depressor anguli oris y M. mentalis. Los músculos faciales inferiores y superiores implicados en las expresiones emocionales están inervados a través del núcleo facial por la corteza motora suplementaria y la corteza motora cingulada rostral, así como la corteza motora primaria, la corteza premotora lateral ventral y la corteza motora cingulada caudal (Vingerhoets AJJM, 2013).

  3. La glándula lagrimal y su inervación. Las glándulas lagrimales se ubican en el cuadrante lateral superior de las órbitas oculares, son responsables de nuestros desgarros tanto reflejos como emocionales. Por el contrario, las lágrimas basales, que son esenciales para la protección y nutrición continuas del ojo, son producidas por las glándulas lagrimales accesorias, ubicadas debajo de los párpados. Las glándulas lagrimales constan de dos lóbulos, el inferior de los cuales está situado debajo de la aponeurosis del elevador y se conecta al fondo de saco conjuntival lateral superior por aproximadamente 12 conductos excretores (Dartt DA, 2009).


Principales descubrimientos anatómicos relativos a las lágrimas


Fuente: Vingerhoets A. Why Only Humans Weep: Unravelling the Mysteries of Tears. Oxford: Oxford University Press; 2013. Lutz T. Crying The natural and cultural history of tears. New York: Norton & Company Inc; 1999.


Las lágrimas están compuestas de agua, mucina, proteínas, iones, glucosa, enzimas, lípidos, urea y una serie de otras sustancias químicas. Tienen una función biológica importante, a saber: mantener húmedo el globo ocular, especialmente para evitar el secado de la córnea (que podría provocar ceguera) y prevenir infecciones. El parpadeo asegura la propagación del líquido por el ojo y, cuando el globo ocular está irritado, aumenta la salida de líquido de las glándulas lagrimales, que secretan lágrimas. En el ojo humano, hay muchas de estas glándulas: una principal y varias subsidiarias esparcidas alrededor de la conjuntiva, la membrana transparente que proporciona una cubierta protectora a los ojos y párpados. Con la secreción basal normal, el líquido se drena a través de los conductos lagrimales hacia el saco lagrimal que sale por la nariz. Cuando el flujo es excesivo, la salida por la nariz es insuficiente y las lágrimas se desbordan. Aparte de la producción continua de lágrimas que protege el ojo y el aumento de la producción con irritación, las lágrimas se liberan en respuesta a las emociones. Se han realizado estudios que muestran diferencias químicas entre las lágrimas inducidas por un irritante y las liberadas por la emoción. Se conoce que las lágrimas emocionales tienen un mayor contenido de proteínas. Frey confirmó este hallazgo provocando lágrimas en voluntarios con una cebolla y comparando su química con la obtenida mientras veían una película que provocaba el llanto (Frey, WH, 1985).


La cantidad y composición adecuadas del líquido de la glándula lagrimal son fundamentales para una superficie ocular sana e intacta, y las células del sistema de conductos modifican las concentraciones de estos componentes. Los principales neurotransmisores que regulan las secreciones de las células secretoras en la glándula lagrimal son los neurotransmisores parasimpáticos acetilcolina y péptido intestinal vasoactivo, así como los neurotransmisores simpáticos norepinefrina y neuropéptido Y. Además, las encefalinas, que son dos péptidos naturales en el cerebro con propiedades analgésicas, proporciona una vía inhibidora que bloquea la secreción de la glándula lagrimal al bloquear los receptores opioides delta.


La acetilcolina estimula la liberación de electrolitos, agua, proteínas y mucinas en la película lagrimal. Si bien los mecanismos precisos de secreción de estas sustancias de la glándula lagrimal difieren, todas están bajo control neuronal. Las glándulas lagrimales están inervadas por nervios simpáticos y parasimpáticos, pero predomina el sistema parasimpático, tanto anatómica como funcionalmente. Dado que la inervación parasimpática de la glándula lagrimal se produce a través del séptimo par craneal, una posible coactivación del nervio vago con la producción de lágrimas emocionales es probablemente la consecuencia de la actividad de los centros cerebrales superiores que estimulan las fibras parasimpáticas en ambos nervios.


Hallazgos recientes han intentado establecer dos puntos de vista aparentemente opuestos del llanto humano: (1) el llanto como un comportamiento excitante que típicamente acompaña a la angustia, o (2) el llanto como un comportamiento tranquilizador que promueve la reducción de la excitación después de la angustia. Sin embargo, desentrañar la psicofisiología periférica del llanto es un tema poco conocido, dado que corresponde a un comportamiento complejo con múltiples componentes involucrados.


Investigaciones recientes demuestran un incremento significativo en la actividad simpática asociados con el llanto. Los resultados de la activación parasimpática son algo más mixtos, pero hay alguna sugerencia de que la resolución del llanto está asociada con aumentos en la actividad parasimpática, lo que quizás sugiera un proceso de recuperación asociado con el llanto. El patrón general sugiere que la producción de lágrimas es tanto una señal de angustia que despierta como un medio para restaurar el equilibrio fisiológico (y quizás también psicológico), dependiendo de cómo y cuándo se muestre este comportamiento complejo (Trimble M, 2012).


Los trabajos de Newman proporciona una revisión detallada de la base neuronal de las vocalizaciones de llanto.Los circuitos neuronales involucrados en los diferentes componentes del llanto emocional (es decir, actividad muscular, vocalización, producción de lágrimas, experiencia emocional) parecen incluir principalmente estructuras que son parte de la denominada red autónoma central (CAN). La CAN participa en mecanismos de control visceromotores, neuroendocrinos, motores complejos y moduladores del dolor esenciales para el mantenimiento de la homeostasis, la expresión emocional y las respuestas al estrés y, como tal, es crucial para la adaptación y la supervivencia. La CAN se basa en la actividad de varios neurotransmisores, incluidos los aminoácidos, la acetilcolina, las monoaminas y los neuropéptidos.


La CAN consiste en una red de áreas cerebrales interconectadas, como el telencéfalo, el diencéfalo y el tronco encefálico, que controlan las salidas visceromotoras simpáticas y parasimpáticas preganglionares. Los componentes específicos de la CAN generalmente incluyen los siguientes: (l) las cortezas prefrontal medial e insular, (2) el núcleo central de la amígdala y el núcleo del lecho de la estría terminal, (3) el hipotálamo, (4) el periacueductal materia gris en el mesencéfalo, (5) la región parabraquial de Kolliker-Fuse en la protuberancia, (6) el núcleo del tracto solitario (tractus solitarii) y (7) la zona reticular intermedia medular, particularmente la médula ventrolateral (Benarroch EE, 1993).


Los neuropéptidos vasopresina, oxitocina y prolactina, son conocidos por su participación en la regulación del comportamiento social (apego) y además parecen desempeñar un papel en la producción de vocalizaciones de angustia.


Los circuitos neuronales, la amígdala y las lágrimas emocionales


No pretendo en esta corta exposición realizar una revisión sobre la teoría del llanto; al contrario, más allá de eso intento explicar el significado de las lágrimas en tanto compleja experiencia perceptiva, intelectual y emocional.

Para comprender la neuroanatomía del llanto se requiere cierto conocimiento de los nervios craneales, pero aún más sobre la representación de las emociones en el cerebro y la interacción de varios circuitos neuroanatómicos en la regulación del llanto. Un punto de partida en la búsqueda de una respuesta a la pregunta de por qué el llanto emocional se limita entre las especies vivas al Homo sapiens es la neuroanatomía evolutiva.

Cualquiera interesado en esta área probablemente conozca el término "sistema límbico", y muchos han oído hablar del sistema nervioso autónomo, con sus divisiones simpática y parasimpática. Estos términos se utilizan regularmente en artículos de periódicos y libros que tienen como objetivo proporcionar un puente entre un tema de interés neurocientífico y un comportamiento social. Este no es el lugar para dar una descripción detallada de la neuroanatomía, pero es el lugar para describir cómo se ha desarrollado el conocimiento de la neuroanatomía en las últimas décadas y cómo la comprensión de la nueva anatomía permite una reinterpretación de los vínculos entre el cerebro. y emoción que eludió a generaciones anteriores. La mayor parte de lo que sigue ha sido desentrañado por cuidadosas observaciones clínicas y de neurociencia básica, pero ha recibido mucha credibilidad y confirmación en los últimos años con el uso de nuevas técnicas de imágenes cerebrales. Estos no se describen aquí, pero capturar imágenes del cerebro que están altamente resueltas en el tiempo y el espacio (milisegundos y milímetros) ahora es posible con métodos tan refinados como la tomografía por emisión de positrones (PET), la resonancia magnética (MRI) y su variante de resonancia magnética funcional (f MRI) y magnetoencefalografía. Estos métodos, utilizados junto con la realización de una tarea específica, pueden permitir probar hipótesis sobre asociaciones específicas entre el cerebro y la conducta ().


Las estructuras clave del sistema límbico son la amígdala y el hipocampo, y sus conexiones inmediatas. Estos incluyen la parte orbital de la corteza frontal (situada justo encima de las cuencas de los ojos), la ínsula y la parte de los ganglios basales llamada estriado ventral, que desempeña un papel central en la expresión emocional-motora. La amígdala, con forma de una almendra, se encuentra en la parte frontal de los lóbulos temporales y es fundamental para la regulación de las emociones del cerebro. Tiene extensas conexiones bidireccionales con la neo corteza, de la que recibe información combinada multisensorial.


La amígdala es la clave para comprender las resonancias emocionales de nuestros recuerdos. La amígdala es una estructura compleja y fascinante que se encuentra en el centro del mundo de nuestras emociones. Anatómicamente, la amígdala es una estructura compleja que contiene más de una docena de núcleos que están ricamente interconectados. Basado en varios tipos de información, que incluyen conectividad y distribución de neurotransmisores, dada la complejidad de la amígdala, algunos incluso han cuestionado si es significativo considerar esta colección de núcleos como una sola unidad funcional-anatómica (Pessoa L, 2010).


El cerebro humano es un cerebro emocional que acomete todo de una manera ni completamente racional ni completamente irracional. En neurobiología, una emoción es una función adaptativa por la cual es posible identificar signos objetivos. En respuesta a ciertos estímulos, nuestro cuerpo reacciona para permitirnos elaborar una respuesta de comportamiento. No debemos confundir emociones con sensaciones (percepciones de estímulos exteriores transmitidos a nuestro cerebro. Una sensación puede ser el origen de una emoción. Las emociones tienen un objeto y una causa, que no siempre serán las mismas. Ellas duran en el tiempo y motivan la acción subsecuente.


El amor, el odio, el miedo, la cólera, la gratitud, la indignación, los celos, la envidia, el resentimiento, la piedad, la compasión, la culpabilidad, la vergüenza, el orgullo (el amor propio), el pesar o cargo de conciencia, el remordimiento, etc. Cuando nos preguntamos si nuestras emociones son sólo nuestras, la respuesta categórica es no; al contrario, una de las características más evidentes de las emociones es su carácter universal. La expresión de las emociones primarias como el miedo, cólera, alegría, y disgusto, tienen un reconocimiento universal.


Existen matices que dependen de factores individuales ligados al estado de la persona y del contexto en el cual ella expresa o analiza una emoción. Los grandes simios reconocen muy bien el sentido emocional de las expresiones faciales de sus congéneres. Las emociones transitan por precisos circuitos y encrucijadas neuronales. La amígdala es uno de esos puntos de convergencia. Se representa como dos cúmulos de células en forma de almendras ubicados profundamente y por debajo del córtex cerebral, en la parte anterior del lóbulo temporal. Se encarga de recibir información del tálamo, hipocampo, núcleo acumbens, córtex órbito-frontal, piriforme y cingulado, los ganglios basales y también del tronco cerebral (Estevez, E., y Zavala, A., 2020).


El llanto se asocia con la expresión de nuestras emociones más profundas y de nuestras pasiones más elementales. Llorar es la expresión arquetípica de la emoción humana y se llora por muchos motivos: odio, alegría, miedo y no sólo por dolor o por tristeza, con lo cual se establece que no es el tipo de emoción sino la emoción en general la que se asocia con el llanto. Se conoce hoy que las lágrimas emocionales se desarrollaron como una respuesta adaptativa al estrés emocional y posiblemente la razón es que después de haber llorado nos sentimos sensiblemente mejor debido a que con nuestras lágrimas podrían expulsarse ciertas sustancias tóxicas o producirse un desahogo (después de llorar te vas a sentir mejor. Esta teoría catártica del llanto es evidencia irrefutable y plausible las más de las veces).


El llanto y las lágrimas, más que purificación química son un singular modo de comunicación directa de sensaciones fuertes hacia otros seres humanos. Algunos estudios ponen especial atención a: 1) su desarrollo ontogénico, 2) los antecedentes biológicos del llanto, 3) a las diferencias interpersonales y de género, y 4) a los efectos interindividuales del llanto. Su estudio puede ayudarnos a obtener un mejor conocimiento de la naturaleza humana y sus múltiples dimensiones: bienestar emocional y social, la condición moral de la persona y del equilibrio colectivo (Vingerhoets AJ, 2015; Mancuso H, 2016).


El llanto y las lágrimas sirven para liberar nuestras emociones. La importancia de llorar entre nosotros es determinante en nuestras interacciones sociales. Con el tiempo, se ha especulado mucho sobre el propósito del llanto emocional. Un problema con estas teorías es que siguen siendo en gran parte teorías, entrelazadas con las complejidades de la naturaleza sobre determinada de cualquier acto individual de llanto. Las antiguas ideas que sostenían que las lágrimas eran una forma de deshacerse de los malos humores continúan aflorando. Por ejemplo, las evaluaciones de Frey de los componentes químicos de las lágrimas lo llevaron a la opinión de que las sustancias químicas nocivas, que se acumulan como resultado del estrés, se eliminan del cuerpo al llorar; convirtiéndose literalmente en un proceso excretor o de purga por otros medios.


Esto tiene algunas asociaciones con la teoría de la catarsis, una visión que está vinculada a la purificación y a la limpieza (Trimble M, 2012)

Los estudios sobre las lágrimas emocionales aún son incipientes (Vingerhoets, 2013; Vingerhoets y Blysma, 2016). En la perspectiva evolutiva existen largas explicaciones al respecto. Nietzsche, Darwin (1872) y otros se han citado a menudo por no comprender la importancia de lágrimas emocionales que, a este último le parecían "superfluas". Sin embargo, la creciente evidencia sugiere ahora que las lágrimas emocionales cumplen funciones sociales importantes, por ejemplo, para facilitar la percepción de tristeza y/o obtener apoyo social.


Como ha sugerido Hasson (2009), la interferencia de excesivas lágrimas con una visión clara puede calificarlas como una discapacidad para emprender acciones tanto agresivas como defensivas, apoyando la noción de que éstas habrían evolucionado como señales de apaciguamiento o señales de necesidad. Las lágrimas emocionales pueden, por tanto, ser un ejemplo de una característica compensación entre costos y beneficios. Otro interesante fenómeno asociado es la regulación del tamaño de la pupila.


MacLean ha sugerido un posible origen del llanto emocional en las ceremonias de cremación y la subsecuente irritación de los ojos en una suerte de combinación de tristeza con “lágrimas humeantes”. Existen evidencias de esto desde hace más de 40.000 años

La Teoría de la mente (junto con el lenguaje) es un componente muy importante de lo que se denomina el “cerebro social”. La cognición social se define como la capacidad de entender el comportamiento de las personas a través del uso de señales como la expresión facial, la mirada, la postura corporal, las gesticulaciones y los factores linguísticos como la prosodia y el contenido social del habla (Carrington, SJ, 2009).


Algunas de las teorías más basadas en la psicología de los efectos del llanto han enfatizado los aspectos cognitivos, en otras palabras, la evaluación del contexto dentro del cual ocurre el llanto y su interpretación para el individuo. Kotter se refiere al lenguaje de las lágrimas, con su propia sintaxis y gramática. Este idioma trasciende las palabras y tiene sus propias reglas y un vocabulario único. Las lágrimas autentican el significado: reflejan honestidad; esconden tanto que no se puede decir con palabras y tan poco. Tanto en el sentido de que a veces reflejan tiempos, lugares y personas incrustadas en la memoria autobiográfica que quizás no están disponibles para la conciencia de la persona que llora, así como de quienes presencian el llanto (Kotter, JA, 1996).


Finalmente, las lágrimas emocionales tienen un significado adicional, ya que sirven para transmitir un determinado mensaje. Ese mensaje de esperanza que millones de ecuatorianos escuchamos y vimos el 24 de mayo pasado en vivo y en directo del Presidente Lasso, saturó más de una vez nuestros conductos lacrimales. “Mi poder en la Constitución y mi corazón en el pueblo ecuatoriano”; las lágrimas son conspicuas y no se puede negar su poder, develado en cada minúscula gotita que cae a las solapas del Presidente pero transmitiendo un cúmulo de emociones compartidas socialmente, políticamente y moralmente.


Las lágrimas y el llanto han sido y seguirán siendo objeto de interés para las neurociencias. Las formidables descripciones morfológicas y fisiológicas dan cuenta de la inquietud que genera comprender su producción, las causas y sus consecuencias. Explicaciones teóricas y demostraciones experimentales centradas en las emociones, en la evolución biológica y en las relaciones sociales humanas han pretendido dar cuenta de las funciones y de los misterios que guardan las lágrimas y el llanto.


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