Usando implantes quirúrgicos dentro del cerebro, los científicos han registrado por primera vez patrones eléctricos que ocurren cuando una persona siente dolor crónico, concluye un nuevo estudio publicado en Nature Neuroscience.¹
Los síndromes de dolor crónico a menudo son refractarios al tratamiento y causan sufrimiento y discapacidad sustanciales. La gravedad del dolor a menudo se mide a través de informes subjetivos, mientras que faltan biomarcadores objetivos que puedan guiar el diagnóstico y el tratamiento. Además, no está claro qué actividad cerebral subyace al dolor crónico en escalas de tiempo clínicamente relevantes, o cómo se relaciona con el dolor agudo.
En el estudio, cuatro individuos con dolor neuropático refractario fueron implantados con electrodos intracraneales crónicos en la corteza cingulada anterior y la corteza orbitofrontal (OFC). Los participantes informaron métricas de dolor coincidentes con registros neuronales directos ambulatorios obtenidos varias veces al día durante meses.
Los investigadores predijeron con éxito las puntuaciones de gravedad del dolor crónico intraindividual a partir de la actividad neuronal con alta sensibilidad utilizando métodos de aprendizaje automático. La decodificación del dolor crónico se basó en cambios sostenidos de potencia del OFC, que tendían a diferir de los patrones transitorios de actividad asociados con estados de dolor agudo y evocado durante una tarea. Por lo tanto, las señales intracraneales de OFC se pueden utilizar para predecir el estado de dolor espontáneo y crónico en los pacientes.
El estudio señala que el dolor se asoció con fluctuaciones eléctricas en la corteza orbitofrontal, un área involucrada en la regulación de las emociones, la autoevaluación y la toma de decisiones. La investigación sugiere que tales patrones de actividad cerebral podrían servir como biomarcadores para guiar el diagnóstico y el tratamiento de millones de personas con dolor crónico punzante o ardiente relacionado con un sistema nervioso dañado.
El dolor crónico se define como persistente o recurrente y que dura más de tres meses. El CDC dice que alrededor del 20% de los estadounidenses lo experimentan. Se ha relacionado con la depresión, la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, el suicidio y el uso de sustancias. Sin embargo, los autores del estudio señalan que "la gravedad del dolor a menudo se mide a través de informes subjetivos, mientras que faltan biomarcadores objetivos que puedan guiar el diagnóstico y el tratamiento".
Referencia
Shirvalkar, P., Prosky, J., Chin, G. et al. Primera predicción en humanos del estado de dolor crónico utilizando biomarcadores neuronales intracraneales. Nat Neurosci 26, 1090–1099 (2023). https://doi.org/10.1038/s41593-023-01338-z
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