Jorge Mora Granizo.
Psicólogo Clínico, Maestrando de “Psicoanálisis y Educación” Gestor de programas educativos para la ONG HIAS.
El autismo, no como diagnóstico clínico si no como una posición por fuera del lazo social, que se asienta por fuera del mundo, es un significante que ha marcado nuestra época, desde esta definición, al tomar nuestros celulares, todos de alguna forma nos volvemos un poco autistas, pues el dispositivo móvil que en teoría está diseñado para mejorar la comunicación con los demás es usado de forma autística, anónima, para separarnos de los demás a través de una falsa interacción sin embargo es importante diferenciar este comportamiento Autista, de la clínica con sujetos autistas que cada vez se vuelve más frecuente.
Actualmente es común encontrarnos con padres preocupados por saber si su hijo puede o no ser autista, o jóvenes adolescentes que llegan a consulta con la misma inquietud, quieren saber si en realidad, lo que les sucede es característico del autismo.
Desde el siglo XVII, existen registros particulares de niños que posiblemente fueran autistas aunque no es posible verificar su diagnóstico, como el caso de Víctor, el denominando “Salvaje de Aveyron” que fue encontrado en un bosque en Francia y al encontrarlo él no hablaba ni respondía a la interacción con los demás, o el caso de los “idiotas sabios” estudiados por Oliver Sacks quien a partir de la aparición de la definición de autismo le permitió reformular la forma en que afrontaba sus casos.
El autismo, fue por primera vez descrito por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler, quien, a comienzos del siglo XX, lo va a describir como una conducta de separación de la realidad, el termino autismo tiene como origen, el “autoerotismo” desarrollado por Freud, donde en lugar de formar un lazo libidinal con el mundo hay una retroacción hacia el propio psiquismo. Bleuler va a integrar este tipo de comportamiento dentro de las esquizofrenias.
Casos de autistas como Stephen Wilshire, niño prodigio por su habilidad en el dibujo, o el caso de Temple Grandin, Autista que diseño una maquina para dar abrazos que le permitía encontrar la calma y le llevo a diseñar un sistema humano de transporte de ganado en granjas que todavía esta vigente el día de hoy; llamaron la atención en los años 80’s sobre el autismo y sobre lo que los autistas podrían alcanzar.
En los años 2000 el CDC en Estados Unidos afirmó que 1 de cada 150 niños tiene autismo, diez años después en 2010, el porcentaje era 1 de cada 68 niños y para inicios del 2015 se comenzó a hablar de que la cifra podría llega incluso a 1 por cada 45 niños. este crecimiento desmedido del numero de casos de autismo detectados, llamo la atención, sobre todo alrededor de los métodos sobre los cuales el autismo estaba siendo diagnosticado.
La epidemia de autismo contemporánea resulta orientada a la ampliación de los criterios diagnósticos y a la desaparición de otros criterios diagnósticos que se utilizaban en el pasado como es el caso de la psicosis que actualmente se encuentran por fuera de los manuales de clasificación. El TEA (Trastorno del Espectro Autista), implica en si mismo por su condición de espectro el estallido de los diagnósticos, convirtiendo al TEA en el diagnóstico que psicopatologiza la infancia contemporánea.
Existen diversas hipótesis sobre el origen del autismo, desde explicaciones genéticas, hasta sobre la dieta que el niño tiene, por medio de un articulo publicado en la revista The Lancet, el Dr. Wakefield aseguro que lo que causaba el autismo es la vacuna contra la rubeola, lo que produjo un gran revuelo, y si bien posteriormente la nota fue retractada, el daño ya se había hecho e incluso en la actualidad, los padres se encuentran preocupados al momento de vacunar a los niños, pues se cree que las vacunas podrían ser causa de este trastorno. Del mismo modo una teoría publicada por Bruno Bettelheim, responsabilizaba a los padres denominados como “padres fríos” como la causa del autismo, lo que genero que los padres de chicos con autismo dejen de recurrir a la búsqueda de atención en salud mental.
Actualmente conocemos que el autismo no tiene un origen definido, pero podemos descartar estas opciones claramente, la causa del autismo es compleja, pero no tiene nada que ver ni con vacunas, ni con padres “demasiado Fríos”. Sin embargo, es difícil apuntar a un único responsable como causa definitiva.
Como respuesta el psicoanálisis ha optado por abordar el autismo no desde una perspectiva patológica, el autismo en la actualidad no tiene cura, ni es considerado como una enfermedad, sin embargo, desde la clínica psicoanalítica, existen tratamientos posibles, como plantea Eric Laurent, para el autista es necesario arreglárselas para que logre desplazar el “encapsulamiento Autista”, lo que significa la inclusión de nuevos objetos y personas dentro del circulo tan cerrado del niño. Esto en contraste con los incontables modelos pedagógicos, psicológicos y comportamentales que usualmente parten de la idea de que con los autistas hay que educar, corregir, enseñar y amaestrar.
El psicoanálisis no busca eso, si no, entenderlo como una posición subjetiva particular, el niño autista tiene una forma de ver el mundo única y particular, que puede llegar a ser increíble y fascinante, que todo el tiempo nos enseña sobre como aproximarnos a una clínica sostenida en una ética de lo singular, que nos permite desde la clínica abordar de mejor forma estos casos, psicosis de la infancia y todos los demás cuadros de chicos que se encuentran en lo que se denomina en el Ecuador como discapacidad intelectual y psicosocial.
La clínica del autismo mas que ninguna otra nos empuja a recuperar lo singular de cada sujeto, entender que no existen formulas mágicas, ni procedimiento estándar al momento de abarcar al individuo en lo mas profundo de su subjetividad, lo que se juega en ese nivel es un manejo de lo único, de lo emergente, de lo aparentemente insignificante, de lo sutil, de lo que en definitiva nos define como humanos.
Referencias
Bettelheim, B., “La fortaleza vacía” (1968), Paidos, Buenos Aires, 2001.
Furman M., “Sin Agujero, Tratamiento posible del autismo y de las psicosis en la infancia y adolescencia”. Tres Haches. 2018
Lauren É., “Los autismos en la actualidad”, estudios sobe el autismo, Colección Diva, Buenos Aires, 2014.
Tendlarz, S., “Clínica del Autismo y de la psicosis de la infancia”, colección Diva, Buenos Aires. 2016.
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