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La Salud Mental y la Introducción al Tratamiento

Juan Sebastián Larrea, Psicólogo Clínico

Centro Ambulatorio de Salud Mental ASLB


Hoy en día, la salud mental es tomada, o, mejor dicho, es ubicada de una manera muy particular. Con el paso del tiempo, la sociedad y sus demandas recurren al psiquiatra, al psicólogo, al psicoanalista, etc. La dinámica sigue siendo volátil y eso conlleva a que los profesionales de la salud mental entendamos esos movimientos, sean individuales o sociales.

Para comenzar, hay que entender la definición de salud mental. La Organización Mundial de la Salud define a la salud mental como un “estado completo de bien-estar físico, mental, social”. Esto significa que ya no se trata solamente de la ausencia del mal-estar, el dolor, el sufrimiento, y principalmente, la queja; sino que ahora se busca que el individuo encuentre un estado de reflexión y armonía. Así mismo, reconocer que la perfección y la felicidad eterna no existen pero hay que apuntar a cierta estabilidad emocional y psíquica, para el desarrollo de la persona.

Hay que aclarar que la salud mental es determinada por ciertos elementos, no existe proporción exacta, ya que cada persona es un mundo diferente. Hay que entenderla como un área que se enfoca en los factores biológicos, psicológicos y sociales de las personas. Incluso, vale recalcar que hoy en día, es imperativo que se valore y aprecie el factor espiritual. Tal como decía el psicoanalista, Charles Melman, de la única forma que habría como escuchar al sujeto en malestar es entendiendo su creencia, es decir, de que se sostiene.

Ahora bien, la razón por la que se separa la palabra bien-estar es porque el individuo se encuentra en un estado (“yo estoy feliz”, “yo estoy apurado”, “ellos están cansados”) y hace que el individuo sea un ser con su propio estado. Como decía Martin Heidegger, el sujeto es un ser-en-el-tiempo, es también porque los individuos son cambiantes y es parte de la condición humana.

Ese cambio se puede dar de diferentes maneras y el tratamiento que promueve la salud mental es una de esas alternativas que en la actualidad las personas pueden contar. El psiquiatra, a través de un estudio minucioso, define un tratamiento farmacológico para estabilizar los componentes orgánicos del paciente. El psicólogo busca guiar, orientar y mostrar ciertos sentidos que el paciente exprese. El psicoanalista busca abrir esos mismos sentidos, concientizar los componentes inconscientes del analizante. El o la sexólogo/a busca de igual manera, orientar al paciente a comprender su comportamiento sexual. Sin olvidarse de los psicopedagogos, los terapeutas que trabajan en estimulación mental y los profesionales de la salud mental que se dedican a la evaluación y diagnósticos de casos.

Es importante reconocer que la mente (concepto tan difícil de definir) se ha convertido en un tema de interés que el individuo hace cierto tiempo no lo tomaba en cuenta. Hoy en día, la gente apuesta en buscar una mejora en su vida. Se usa el término apuesta porque a la final muchas personas desconocen de los servicios que puede proveer la salud mental, y eso conduce a la segunda parte de este escrito: la introducción al tratamiento.

A pesar que la salud mental ha tomado mayor importancia desde un ámbito social e incluso político, el ámbito individual es quien se enfrenta a la decisión de querer hacer un cambio para buscar una mejoría en sus estilos de vida. Así como también somos seres cambiantes -por ende, sujetos al cambio-, el ser humano tiene esa ambivalencia de ser resistente al cambio. Hay algunos individuos que siguen ante la promesa de fin año de “prometo comenzar terapia” y nunca lo hacen.

Hay otros individuos que específicamente van a tratar lo que les genera malestar. Esto les puede llevar algunas sesiones, capaz algunos meses y listo. En cambio, otras personas quieren trabajar de manera profunda su salud mental y pueden hacer un análisis de sus vidas que les tome años

Sea cual sea la demanda del individuo al frente del profesional de la salud mental, el profesional debe comprender y respetar esa demanda. La primera resistencia que se debe trabajar es la del profesional de la salud mental. Estar en esa posición obliga a que el profesional valore y respete a ese otro en malestar. Eso también conlleva a que el primero en introducirse al tratamiento es el profesional de la salud mental, y comprender la movilidad del mundo que lleva cada paciente.

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