Dr. Edmundo ESTÉVEZ M.
Profesor – investigador universitario. Laboratorio de ciencias morales, neuropolítica y neuroética
Dra. Ronelsys Martínez M.
Profesora – investigadora universitaria. Universidad regional autónoma de los Andes (UNIANDES)
¿Qué son las emociones?
Como cualquier esfuerzo intelectual en la esfera de la afectividad se deben enfrentar dos desafíos insoslayables: La confusa definición conceptual y la multiplicidad de perspectivas respecto de la emoción. La definición del concepto de emoción es controversial debido al rango de conductas que se catalogan como afectivas que es muy amplio y de límites no del todo claros (por ejemplo: emoción, estados de ánimo, sentimientos, disposiciones anímicas, etc.). Por otra parte, los fenómenos descritos como emoción propiamente tal, también son múltiples, heterogéneos y muchas veces contradictorios entre sí. Consecuentemente, no existe un consenso científico en los elementos que debe incluir una clasificación del repertorio afectivo humano ni tampoco respecto de los componentes de la emoción en sí (Silva, 2008).
En la historia de la Humanidad contada a través de las emociones, se formulan tres grandes propuestas: 1) las emociones no son universales, sino que de hecho cambian de una cultura a otra y de un período histórico a otro. 2) las emociones son más complejas de lo que a primera vista cabría suponer. Es evidente que las emociones no se reducen tan solo a un estímulo cerebral seguido de una respuesta; y por último 3) las emociones tienen su historia. La historia de lo que la gente pensaba que eran los sentimientos en el pasado y lo que hoy se cree que son; la historia de cómo las emociones influyeron en los acontecimientos mundiales y cómo la manipulación de las emociones puede dar lugar a cosas buenas o malas. No puede haber historia sin emoción; constituyen una parte esencial del conocimiento del pasado y modelarán la ciencia y la tecnología hoy por hoy (Firth-Godbehere, Homo Emoticus, 2022).
Cuando Hobbes, T., (1642), escribió en su Leviatán, que justicia e injusticia no son facultades ni del cuerpo ni de la mente quería significar que empezamos como un tabula rasa, dejando que la experiencia inscriba en ella nuestros conceptos morales. Hobbes defiende esta posición mediante el experimento retórico del pequeño salvaje, argumentando que si la biología nos hubiera legado nuestra capacidad de razonar moralmente –atenta, reflexiva, consciente, deliberada, basada en principios y no condicionada por nuestras emociones y pasiones– dicha capacidad podría darse en un hombre que estuviera solo en el mundo, como sus sentidos y pasiones. El cerebro humano es un cerebro emocional que acomete todo de una manera ni completamente racional ni completamente irracional. Para los neurobiólogos, una emoción es una función adaptativa por la cual es posible identificar signos objetivos, o disposiciones mentales que generan actitudes. Es así como, en respuesta a ciertos estímulos, nuestro cuerpo reacciona para permitirnos elaborar una respuesta de comportamiento. No debemos confundir emociones con sensaciones (percepciones de estímulos exteriores transmitidos a nuestro cerebro).
Una sensación puede ser el origen de una emoción. Las emociones tienen un objeto y una causa, que no siempre serán las mismas. Ellas duran en el tiempo y motivan la acción subsecuente. El amor, el odio, el miedo, la cólera, la gratitud, la indignación, los celos, la envidia, el resentimiento, la piedad, la compasión, la culpabilidad, la vergüenza, el orgullo (el amor propio), el pesar o cargo de conciencia, el remordimiento, etc. Cuando nos preguntamos si nuestras emociones son sólo nuestras, la respuesta categórica es no; al contrario, una de las características más evidentes de las emociones es su carácter aparentemente universal. La expresión de las emociones primarias como el miedo, cólera, alegría, y disgusto, eso si, tienen un reconocimiento universal. Existen matices que dependen de factores individuales ligados al estado de la persona y del contexto cultural en el cual ella expresa o analiza una emoción. Los grandes simios reconocen muy bien el sentido emocional de las expresiones faciales de sus congéneres. Las emociones transitan por precisos circuitos y encrucijadas neuronales. La amígdala es uno de esos puntos de convergencia. Se representa como dos cúmulos de células en forma de almendras ubicados profundamente y por debajo del córtex cerebral, en la parte anterior del lóbulo temporal. Se encarga de recibir información del tálamo, hipocampo, núcleo acumbens, córtex órbito-frontal, piriforme y cingulado, los ganglios basales y también del tronco cerebral.
El asco en el pensamiento médico del Dr. Eugenio Espejo
Valerie CURTIS,1 es la figura más destacada en el estudio del asco, de ahí su publicación "No mires, no toques" y su enorme reconocimiento por sus estudios como repugnóloga (asqueóloga). Partimos de sus estudios para generar algunas reflexiones y explicaciones alrededor del pensamiento médico del Dr. Espejo
La hipótesis desde el punto de vista evolucionista es que el asco es un mecanismo de evitación de enfermedades diseñado por la Selección Natural para evitar objetos como heces, vómito y personas que pueden ser contagiosas. Steven Pinker considera al asco como una “Microbiología Intuitiva”, como una Teoría de los Gérmenes innata, y verdaderamente es sorprendente que la gente ha evitado posibles causas de contaminación como si supiera que existen los gérmenes, cuando el descubrimiento de los mismos se realizó a finales del siglo XIX. Por lo tanto, la ventaja evolucionista del asco evitando la transmisión de enfermedades parece clara. Se han estudiado las cosas que dan asco en diferentes culturas y evidentemente existen variaciones culturales, cosas que dan asco en una cultura y no en otra, pero existen también muchas cosas en común.
Darwin puntualiza que el asco o repugnancia2 es un sentimiento provocado con facilidad por todo lo que se aparta de nuestras costumbres, en el aspecto, el olor, la naturaleza de nuestra alimentación. propone que la repugnancia surge a partir de dos mecanismos específicos, cada uno con un origen yuna función distintos. Estos dos sistemas paralelos fueron tomando forma con la evolución humana, y son los responsables de provocar la misma reacción de repulsa en nosotros: uno de los sistemas tendría que ver con el rechazo de los alimentos potencialmente tóxicos (por tanto, esta es una vía que se centra en la incorporación por vía oral de un elemento extraño y peligroso en el cuerpo), y el otro sistema estaría relacionado con la evitación de agentes patógenos o contaminantes en un sentido más amplio. En general, parece que la repugnancia tiene una utilidad desde el punto de vista evolutivo, porque hace que sintamos aversión por determinados objetos o sustancias que podrían resultar peligrosos para nosotros (Leon, 2013).
El asco invita a debatir asuntos tabues que tienden a rebajar ciertas pretensiones y convicciones que deseamos mantener acerca del sexo, la buena presencia y la dignidad humana en general.
En comparación con otras emociones, el asco no ha sido excesivamente tratado, ni ha gastado tantas páginas y tanta atención por parte de los especialistas en el tema. Quizás esto se deba precisamente a su carácter asqueroso, contaminante y repugnante. Éste limitaría sus posibilidades como objeto de estudio a científicos pudorosos: lo asqueroso contamina todo cuanta toca (olores corporales, aguas negras, vertederos, comida putrefacta, etc.), incluso podría extenderse a quienes le estudian. El asco, como el miedo, es una emocion con un fuerte componente de aversion. Normalmente se piensa que el miedo impulsa a huir y que el asco conlleva el deseo de que desaparezca aquello que ofende. La huida es, por supuesto, otra manera de conseguir que desaparezca de nuestra vista el objeto que nos da asco, pero esta forma de escapar de lo asqueroso es distinta de la que se produce a causa del miedo. (Miller, 1986, citado en (Miller, 1997)) .
En general, parece que la repugnancia tiene una utilidad desde el punto de vista evolutivo, porque hace que sintamos aversión por determinados objetos o sustancias que podrían resultar peligrosos para nosotros. En definitiva, la repugnancia posee una base evolutiva innata y tiene como función protegernos de la enfermedad, pero, por otra parte, ocurre que esta emoción está presente en numerosas relaciones humanas. Así, por ejemplo, el asco se puede encontrar a menudo en nuestros juicios morales, en nuestras actitudes hacia temas como la sexualidad, e incluso en las opiniones que nos merecen las gentes de otras razas o creencias (Alcalde, 2023).
Cada temporada de gripe, los estornudos, la tos y el carraspeo gráfico se convierten en el ruido de fondo del día a día en todos los lugares de trabajo. Y los compañeros de trabajo tienden a alejarse lo más posible y lo más rápido posible de la fuente de estas erupciones corporales. Instintivamente, los humanos retroceden ante los objetos que ven como sucios e incluso luchan por superar los sentimientos de incomodidad una vez que se ha limpiado el objeto ofensivo. Estas reacciones son universales y, aunque existen variaciones culturales e individuales, en general a todos nos disgustan las mismas cosas.
En Don't Look, Don't Touch, Don't Eat, Valerie Curtis argumenta con fuerza que el asco es una "emoción en la sombra", menos familiar que el amor o la tristeza, pero que, sin embargo, afecta nuestra vida cotidiana. En el disgusto, los factores biológicos y socioculturales se encuentran de manera dinámica para dar forma al comportamiento humano y animal. Curtis rastrea el papel evolutivo del asco en la prevención de enfermedades y la higiene, pero también muestra que es mucho más que un mecanismo biológico. Las normas sociales humanas, desde los buenos modales hasta el comportamiento moral, están profundamente arraigadas en nuestro sentido de disgusto.
La reacción de disgusto informa tanto nuestras opiniones políticas como nuestras tendencias más oscuras, como la misoginia y el racismo. A través de una comprensión más profunda de la repugnancia, argumenta Curtis, podemos tomar esta emoción humana omnipresente y dirigirla hacia fines útiles, desde combatir los prejuicios hasta reducir las enfermedades en las partes más pobres del mundo elevando los estándares de higiene (Firth-Godbehere, Homo Emoticus. La historia de la humanidad contada a través de las emociones, 2022).
Finalmente, señalemos que los afectos, responden en sucesivos niveles de control que van desde las emociones primarias hasta los más elevados sentimientos-entremezclados con pensamientos-surgen de la necesidad que tiene el organismo de dar rápidas respuestas adaptativas a su entorno ecológico y social, y se articulan en una serie de redes neuronales genéticamente perfiladas (ínsula, amígdala), situadas en las regiones subcorticales profundas por debajo de la neocorteza cerebral. Dichas regiones constituyen lo que se conoce como cerebro afectivo o emocional.
El Dr. Espejo sacudió las estructuras de la quiteñidad para alcanzar nuevas conquistas en la Salud Pública bajo una suerte de asqueología. Su doctrina sanitaria apuntó perfectamente a todo esto, para evitar la propagación de enfermedades a través del contagio.
El 15 de noviembre de 1785, Espejo entregó al Cabildo su manuscrito, el que lleva por título: Reflexiones sobre la virtud, importancia y conveniencias que propone Don Francisco Gil Cirujano del Real Monasterio de San Lorenzo y su sitio, e Individuo de la Real Academia Médica de Madrid en su Disertación Físico-Médica acerca de un método seguro para preservar a los pueblos de las viruelas.
En esta obra el Dr. Espejo, realizó una descripción pormenorizada de las acciones que se debieron tomar para evitar la diseminación de la epidemia de viruela en la Audiencia de Quito. Emite diversas propuestas para el control de las epidemias, sus potenciales causas, las medidas de vigilancia comunitaria, y predominantemente su acuerdo con la propuesta de construcción de una casa de aislamiento para los afectados. No es de olvidar que el manuscrito contiene, a parte de una crítica a la formación de los médicos en la ciudad, una serie de enunciados científicos de avanzada acerca de la intervención, prevención y causalidad de las enfermedades infecto contagiosas como la viruela (Nuñez Freile, 2022).
Citaciones
1 Es la única persona, probablemente, en dar un discurso en las Naciones Unidas con una muestra de heces fecales de plástico en su mano.Ella murió a los 62 años de cáncer, fue una de las primeras "disgustólogas" del mundo y sus fanáticos la apodaron la "Reina de Higiene". Científica del comportamiento, dedicó su carrera a investigar y defender la higiene, el saneamiento y el cambio de comportamiento. Comenzó su carrera como arquitecta en Arup Associates, trabajando en la nueva Biblioteca Británica, antes de que su deseo de marcar una mayor diferencia la llevara a ocupar puestos en ONG internacionales como Oxfam. Trabajó en Etiopía, Kenia y Uganda durante la década de 1980, a menudo en condiciones de hambruna y guerra civil, instalando bombas de agua en comunidades remotas. Fue allí donde desarrolló su interés por el comportamiento.
2 El termino disgust, en su sentido más simple, significa algo que es desagradable al gusto. Resulta curiosa ver como se despierta de inmediato esta sensacion ante cualquier cosa cuyo aspecto, olor o naturaleza se salga de lo corriente en nuestra comida. En la Tierra del Fuego un nativo toco con su dedo un poco de carne fría en conserva que yo estaba comiendo en nuestro campamento y mostro claramente el enorme asco que le producia su textura blanda; por mi parte, tambien senti un tremendo asco ante el hecho de que un salvaje desnudo tocara mi comida, aunque sus manos no parecieran estar sucias. Una mancha de sopa en la barba de un hombre nos hace sentir asco, aunque por supuesto la sopa en si misma no nos de asco. Supongo que esto se debe a que en nuestra mente asociamos estrechamente la vision de la comida, sean cuales sean las circunstancias, con la idea de ingerirla. El término disgust que aparece en el original en idioma ingles no coincide con Ia etimología del termino español equivalente a "asco". (Darwin, Ch., )
Referencias
Leon, E. A. (2013). El asco: una emoción entre naturaleza y cultura. Cuestiones de Filosofía, 151-170.
Miller, W. I. (1997). Anatomía del asco. Madrid: Taurus Pensamiento.
Alcalde, J. (2023). https://www.larazon.es/sociedad/ciencia/el-asco-mueve-el-mundo-FD3885968/.
Firth-Godbehere, R. (2022). Homo Emoticus. La historia de la humanidad contada a través de las emociones. Bogotá: Miradas Salamandra.
Silva, J. (2008). Neuroanatomía funcional de las emociones. En A. Slachevsky, F. Manes, E. Labos, & P. Fuentes, Tratado de Neuropsicologia y Neuropsiquiatría Clínica (págs. 377-385).
Firth-Godbehere, R. (2022). Homo Emoticus. Bogotá: Editorial Nomos.
Nuñez Freile, B. (2022). El pensamiento médico de Eugenio Espejo: su aporte a la medicina europea del siglo XVIII. Boletín de la Academia Nacional de Historia, 133-165.
댓글