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El No-lugar del donante: Una aproximación a la clínica de reproducción asistida

Actualizado: 2 ene 2020










Carolina Játiva Ramírez

Psicóloga Clínica










La parentalidad supone estar soportada en una pre-condición biológica, esto es, referida a la función reproductiva ligada al quehacer sexual, sin embargo, los hechos comunican que la parentalidad implica la asunción de un posicionamiento que no necesariamente se soporta en los asideros corporales; de modo que ser padre, hacer de padre, puede ubicarse en el campo de los ordenamientos sociales, apuntalado en una función simbólica que regula los modos de intercambio, transmisión y satisfacción, que están situados en el campo del lenguaje.

La reproducción asistida en el año 2019 es una práctica que ha venido proponiendo resoluciones y problemáticas a las demandas de quienes se suscriben a este campo, ya sea en la posición del médico, del receptor, del donante, o del legista, puesto que ubica el reconocimiento de una realidad sexual que excede el imaginario de la reproducción inherente a la potencia biológica.

En el año de 1776 Spallazani, efectuó la congelación de semen, para 1899 Dickinson realiza la primera inseminación artificial con semen de donante, finalmente cincuenta y un años más tarde en 1950, se desarrolla la fecundación in vitro aplicada en humanos (Vidal, Elizari, Rubio, 1987); de ello se han propuesto varios debates en cuanto a la ética de lo posible y lo admisible, siendo así que la bio-ética estimó las primeras consideraciones en este campo, ya que la actuación de un modo artificial de reproducción, concibe y requiere un tratamiento que favorezca el principio supremo de dignidad humana, y los colija a los avances de la ciencia en cuanto promoción al mayor beneficio.

Una de las discusiones más relevantes, propuso una reflexión teológico- moral que utilizó dos categorías antropológicas para responder al problema del comienzo de la vida; en consecuencia, la primera convoca a la animación, entendida como infusión del alma creada por Dios en el cuerpo humano, formado por los progenitores, (Vidal et all, 1987) y la segunda la formación, en tanto conformación suficiente del feto para recibir la animación, un alma (Vidal et all, 1987). En la actualidad, dicho debate ha convocado a legistas, pues la materia en derecho alcanza a delimitar los haceres y responder a los efectos que la des-mitificación sexual- reproductiva ha venido interrogando.

De este modo, situado el marco que constituye y designa esta práctica, queda por presentar el No-lugar del donante en la práctica de la reproducción asistida; los No- lugares, son una propuesta del antropólogo Francés Marc Augé, que manifiesta en la contemporaneidad, espacios de confluencia anónimos, esto es: espacios que no son ni identitarios, ni relacionales, ni históricos pero que pueden definirse de manera positiva [...] como las grandes superficies comerciales, las habitaciones de hotel y de hospital, los campos de refugiados, los ciber cafés... se muestran como lugares de paso, ahistóricos e impersonales, que se vinculan al anonimato y a la independencia porque aparentemente ni son ni significan nada, al menos no para aquellas personas que los visitan provisionalmente (Auge, 1993, pág. 6).

De ello se articula el no-lugar del donante en la reproducción asistida, pues se configura un espacio no relacional, ni identitario y de supuesto tránsito, en tanto el donante participa ambulatoriamente en el procedimiento, sin embargo, quienes figuran en esta posición no dejan de ocupar un sitio destinado a la exclusión de una narrativa que se favorece por su participación en sentido de marca genética; el efecto del sin lugar, que se invoca, no implica el suscitarse bajo el imperio de la clandestinidad, su figuración no propone como tramitación psíquica un esfuerzo de desalojo de la realidad, más bien se inquiere una formación de juicio, que más allá de una inscripción propone una respuesta de orden imaginario. por tanto, cabe cuestionarse, ¿la representación del donante para el receptor es, negada?, esta pregunta no solo se atiene a la economía psíquica, sino también, al reconocimiento de lo singular en el trabajo clínico.

Partiendo de este señalamiento se pretende seguir la trama Freudiana en la elaboración del tema. El no-lugar del donante sugiere una operatoria que haga de soporte en la realización del deseo de un hijo y que al mismo tiempo excluya la participación del mismo en la consecución del cometido. Como primera consideración se impone la participación de una institución que regula los intercambios entre donantes y receptores de modo que, su atravesamiento propone una versión de esta no-relación. De tal forma los actores, donantes y receptores son dispuestos en una trama que les implica en la elaboración de juicios sobre su proceder en la trama. Dichos juicios pueden ser descritos por la regulación fantasmática (fantasía), lo que articula los imaginarios con lo real del procedimiento; por consiguiente, es importante considerar al yo y los recursos con los que responde a la realidad objetiva; de ello, que se convoque al discernimiento de la negación del donante.

Freud recurre al término de negación para dar cuenta de un retorno a la conciencia, que aflora en a condición de hacerse negar: “La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido; en verdad, es ya una cancelación de la represión, aunque no, claro está, una aceptación de lo reprimido. Se ve cómo la función intelectual se separa aquí del proceso afectivo” (Freud, 1925, pág.254).

De ello se colige una operación que facilita el proceso de pensamiento cuya función intelectual permite seguir el desarrollo de un juicio que facilita dos motivos, con ello, atribuir o desatribuir una propiedad a una cosa, mismo proceder se sigue en el admitir o impugnar la existencia de una representación en la realidad, (Freud, 1925). En relación a la clínica se puede suponer que los receptores se remiten a un juicio que circunda la imposibilidad de tener un hijo por la condición de infertilidad- esterilidad, de ello que se atribuyan dicha posibilidad a un donante, sin embargo, se sabe que no es negado el material genético, sino su procedencia, al decir: “requiero la donación de gametos, no la actuación de un otro”. De ello el lugar de la institución que sostiene y garantiza el cumplimiento de la demanda de material genético; al mismo tiempo, la situación del donante implica una versión del que facilite el intercambio del “don”; el donante no refiere un mecanismo psíquico al tratarse de una exclusión- en sintonía al anonimato, el donante elabora un recorrido diferente en cuanto al destino de sus gametos, en tanto, potencialmente estos le implican que se logren como producto, o se pierdan; en consecuencia se facilita una tercera posibilidad en donar y reservarse la participación en el hecho, siendo esta una expulsión; por su parte, el donante se apuntala en una ganancia de orden narcisista, en cuanto su “expulsión- donación”, se postula como un regalo a un destinatario anónimo que lo elige a razón de su superioridad genética, de ello que obtenga satisfacción en cuanto a su valor. Del mismo modo puede colegirse que si el donante puede incluirse en la trama de negación en tanto, se facilita su exclusión, sosteniendo elaboraciones tales como: "he venido a donar porque para mí no es útil", "donaré en cuanto sea anónimo", "no requiero del dinero, dono para quien lo necesite".

Puede decirse entonces que la participación del donante manifiesta una marca a nivel del yo del receptor, sin embargo, el donante se posibilita renunciar a la trama en tanto no se inscribe al objetar su participación en la misma, de modo que instala una creencia que le permite un armado que preserva un modo de satisfacción.

En cuanto a la marca instada en el yo del receptor, se puede decir que esta sostiene cierta ambivalencia en cuanto que los gametos recibidos proporcionan satisfacción en tanto cumplimiento del deseo de un hijo y por otra, queda la desgarradura tributo a la realidad objetiva de su fractura en la realización biológica.

Referencias

1. Freud, S. (1925). La Negación. En Tomo XIX(254). Argentina: Amorrortu.

2. Freud, S. (1937). La escición del yo en el proceso defensivo. En Tomo XXII (279). Argentina: Amorrortu

3. Augé, M. (1993). No- Lugares. España: Paperback.

4. Vidal, Eliari, Rubio. (1987). El don de la Vida. Barcelona: Grafinat.

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