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50 AÑOS DE LA MEDICATURA RURAL: UNA MIRADA AL ANTES, AL AHORA Y AL DESPÚES

Actualizado: 1 abr 2020


ENTREVISTA AL DR. FRANKLIN BAHAMONDE


Médico Cirujano, Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Central.

Médico Residente de Pediatría-Neonatología del HCAM.

POST-GRADO de PEDIATRIA. -FCM de la U.C. (1974-1976)

Primera Promoción de Médicos-Pediatras del Ecuador.

PRESIDENTE de la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría-Quito (1992)




La Medicina Rural inicia con el Decreto Supremo Nro. 44 emitido por el presidente Velasco Ibarra el 3 de julio de 1970; en él se establece la obligatoriedad de servir por un año en labores inherentes al Plan Nacional de Salud Rural, como requisito previo a la inscripción de títulos y ejercicio profesional de los graduados en medicina, odontología, obstetricia y enfermería.

Después de 50 años de la emisión de este decreto, el Noticiero Médico indago sobre algunos temas:¿Cómo fue ese primer año de Medicina Rural?; ¿cuáles fueron los contratiempos de la época?; ¿qué ha sucedido a lo largo de estos 50 años?; ¿ha existido un avance?; ¿qué hace falta para mejorar?; estas, son algunas de las interrogantes que le planteamos al Dr. Franklin Antonio Bahamonde Tipán, quien forma parte de la primera promoción de médicos rurales del Ecuador, graduados en la Universidad Central en 1970.

El Dr. Bahamonde nos cuenta que en 1970 fue enviado a la Parroquia Mariscal Sucre del cantón Milagro, en la Provincia del Guayas; a inaugurar un Dispensario de Salud inexistente, en una vivienda abandonada, pues la Junta Parroquial que eran tres personas, habían asignado una casita vieja que era un corral donde estaban unos chanchitos, eso le iban a pintar para hacer la inauguración. Felizmente averiguando, un vecino del lugar, Medardo Obando, muy colaborador, ofreció una villa de su propiedad, para que ahí pueda funcionar el Dispensario.

Todo el año trabajó en esa villa, el señor les puso teléfono, luz. Cuando llegamos no había nada, había todo por empezar; lógicamente toda la cuestión de Salud Pública era cero, nadie conocía de vacunas, nadie conocía de controles médicos, peor de control del año con el niño, ni controles escolares.

Comenta que realizó un censo poblacional; eran 350 habitantes, asentados en una sola calle, con casas de caña, de una planta. Población campesina; una sala de billar, varios negocios de cuantías menores, una escuela mixta con 90 alumnos, la iglesia abandonada, el Teniente Político, dos Policías Rurales y una empacadora de guineo para exportación. La familia Cruz-Villamar, se propuso colaborar, ofreciéndome atención diaria. Su primer paciente, llamado Douglas, de 1 mes de edad, hoy tiene 50 años y de acuerdo a lo que le han comentado es “come años” porque cuentea diciendo que solo tiene 40 años.

En este pueblito desconocían totalmente lo que era la atención médica, tenían mucho recelo del médico, no confiaban para atender un parto, peor si había una herida “los partos a domicilio, una verdadera novedad; a veces llegaba en bicicleta, otras, vadeando el rio o cruzándolo en tarabita”. Una anécdota que nos cuenta el Dr. Bahamonde es que, a los quince días de haber llegado a la zona, se enfrentó de golpe y porrazo a realizar una autopsia pues había sucedido una riña entre familiares y salió muerto uno de ellos y a él le tocó realizar este procedimiento, aunque nadie creía que un muchacho tan jovencito podía realizarlo. Cuenta además que le tocó realizarla a la vista de todos, en una mesa común, en el cementerio del lugar, ante la seriedad de las autoridades parroquiales, dentro de un proceso legal obligatorio.

A estos factores tan difíciles, se suma el hecho de que en esta parroquia no existía agua potable, alcantarillado y la luz eléctrica provenía de una planta a diésel que funcionaba de 6 am., hasta las 10 pm. Hoy en día, la parroquia Mariscal Sucre del cantón Milagro de la Provincia del Guayas ya tiene cerca de diez mil habitantes.

En esa época el sueldo que percibían los médicos por realizar su trabajo en las zonas rurales era de 200 a 300 sucres; de acuerdo a lo que nos cuenta el Dr. Bahamonde, ellos tenían autorizado cobrar 5 sucres por las consultas y esto se destinaba al mantenimiento del local.

La promoción de 1970, indica el Dr. Bahamonde, estaba conformada por 83 médicos que fueron repartidos en diferentes parroquias del país. En ese entonces, la Universidad Central estuvo clausurada y no pudieron terminar su año de internado, e inmediatamente salió el decreto de la Medicación Rural en donde mandaba que los médicos realicen un año de trabajo en las zonas rurales de manera obligatoria para poder obtener su título. Esto se dio en medio de agitaciones sociales y políticas ya el presidente Velasco Ibarra se había declarado dictador. En esa época al igual que ahora, los universitarios estaban haciendo bulla y protestando por la situación del país.

Para el Dr. Bahamode, después de 50 años, el país ha dado un paso gigante y lamentablemente se pierde noción de eso porque hay médicos que no tienen ni idea de cómo se empezó; por ejemplo, hubo colegas que fueron a parroquias del Oriente en donde tenían que trasladarse en canoas. En su caso estuvo en un sitio que se encontraba a 10 minutos de Milagro y quizás tuvo menos contratiempos que los demás. Recalca mucho el tema del avance en el tema de vacunación infantil. “De ahí para acá la cobertura de vacunas porque ha sido una campaña incesante de que todos los niños deben recibir el sistema de vacunas durante los primeros cinco años de vida, y eso machaca y machaca en 50 años”; si bien es cierto, hoy en día, aún debe haber un porcentaje pequeño de niños menores de un año que no reciben vacunación, esto debe corresponder a un 3 o 4 %, que lo más seguro se trata de los niños que están en el campo y no tienen acceso a centros poblados cercanos, pero de ahí, la mayoría de los niños llegan a la escuela con sus vacunas, absolutamente todos cuentan con su carné de vacunas.

Por otro lado, en esos 50 años se han realizado las gestiones necesarias para que cada uno de los pueblos tengan alcantarillado, porque en los lugares que no existía este servicio había que conversar con las Juntas Parroquiales para convencerles de que todo debía estar bien ordenadito, bien aseado, pues con eso, se iba a evitar una gran cantidad de enfermedades. La tifoidea era muy común; hace 50 años, tenían diarrea, gastroenteritis y casi era un problema de todos los días. En esa época la diarrea infantil, la deshidratación, el sarampión, el tétanos neonatal, la tifoidea, la parasitosis, la malnutrición, eran temas de la vida diaria; ahora las generaciones nuevas ya no, entonces es un salto enorme.

Por ejemplo, comenta el Dr. Bahamonde, en el año de 1992, el Ecuador fue reconocido por la Organización Panamericana de la Salud como país que había erradicado la Poliomielitis, y que, a pesar de haberlo erradicado, había que continuar con la vacuna de la polio para contrarrestar, para frenar el virus salvaje de la poliomielitis que está en los alcantarillados, y con eso ya los médicos no han visto prácticamente ningún caso en 30 años.

Tal como se ha visto el avance de 50 años acá, hace falta, según el Dr. Bahamonde, que, en los niveles administrativos, que lamentablemente son de manejo político, se de una mayor atención en la cuestión de estimulación al personal de salud, porque se considera que son mal remunerados. Un médico que tiene que estudiar 8 años, hacer medicina rural, hacer un posgrado y cuando ya sale a trabajar gana 1200 dólares. Por otro lado, está el caso de los paramédicos que deben trabajar por turnos, el día que le toque, la noche que le toque, en cualquier momento; es por eso que se considera que esa remuneración debería ser más estimulativa para que el personal también trabaje con más ideal. Los Centros de Salud han progresado, “no es cuestión de hacer política, pero en los últimos años ha habido un avance enorme, en cuestión de plantas físicas, pero lamentablemente no hay el personal suficiente, no hay recursos adecuados, no hay los medicamentos al momento que se necesitan, y todo eso debería estar de tal manera programado para que nunca se encuentre desabastecimiento”. Ahí se podría decir, que países con más dificultades que Ecuador, han logrado superar los problemas de salud pública de tercer nivel y por eso considera que todavía nos falta.

Finalmente, felicita a los colegas jóvenes por haber tomado la decisión de seguir esta profesión tan humanista que es la que les permite estar en contacto permanente con el ser humano, realizarse como personas, como individuos y aunque no están bien remunerados, pueden hacer algo por este país que lo necesita muchísimo.

A lo largo de la entrevista, se puede apreciar que, en estos 50 años, con la implementación de la Medicina Rural, si ha existido un avance en la salud del pueblo ecuatoriano, principalmente en cuanto a la prevención de enfermedades en los sectores más apartados del país, así como en el desarrollo de esos sectores y la dotación de servicios básicos como agua potable, alcantarillado y energía eléctrica. Aún queda mucho por hacer y una de las claves se encuentra en los sectores administrativos de la Salud Pública, es importante que no se caiga en temas políticos y se prioricen las necesidades y requerimientos que ya se han venido solicitando. De esta manera se podrán contar dentro de 50 años nuevos avances y mejoras que beneficien a la sociedad ecuatoriana no solamente en los sectores rurales.

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